revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 33

A estos días de confinamiento por la pandemia yo los he llamado con frecuencia “el rincón de pensar”. Un virus invisible, pero real y amenazante, nos encerró en nuestras casas. El tiempo se limpió de prisas… y, al hacerlo, pudimos volver a pensar sin la urgencia y la inmediatez impulsando nuestro pensamiento. Y en estos días extraños, se activaron nuestras emociones… ¿Qué se nos ha removido durante este tiempo? ¿Qué hemos echado de menos? ¿Han cambiado nuestras prioridades? ¿A qué le hemos dado una importancia que anteriormente no teníamos consciente?

Es muy importante que realicemos esta revisión por tres razones:

- Porque la experiencia nos vale para aprender y mejorar.

- Por hacer consciente que si queremos mejorar las cosas ahí fuera, en la sociedad, tenemos que cambiar primero nosotros y ser consecuentes.

- Porque tenemos la gran responsabilidad compartida de enseñar a nuestros niños, niñas y adolescentes, que la actitud inteligente es transformar los conflictos, las situaciones adversas, en oportunidad de aprendizaje.

y adolescentes, que la actitud inteligente es transformar los conflictos, las situaciones adversas, en oportunidad de aprendizaje.

Las personas somos seres sociables. Aunque fuera desde los balcones y ventanas, hemos inventado cómo relacionarnos con otras. Incluso cuando se publican entrevistas a niños y niñas, una gran mayoría dicen que tienen ganas de volver al colegio para estar con los amigos. Algunos adolescentes preguntados también comentan que nunca hubieran imaginado que echarían de menos ir a su Instituto y estar con sus colegas. Las personas, durante estos días extraños, claramente han poblado el primer plano.

La preocupación enorme, sobre todo al principio, por la situación de saturación de los hospitales puso en valor la importancia de una Sanidad bien dotada de recursos personales y materiales. Los niños y niñas han incluido en sus juegos a los sanitarios como trabajo importante, que salva vidas humanas, que ayuda a las personas cuando enferman. La Ciencia, casi una Cenicienta en los presupuestos antes, ha adquirido significativa importancia como necesaria para una sociedad progresista capaz de avanzar, y también de prevenir, afrontar y gestionar situaciones de emergencia. Los niños y niñas también han incorporado a sus juegos, como algo novedoso e importante, ser científico y poder matar al coronavirus con sus líquidos en frasquitos. Ellos copian, siempre copian modelos. Sus juegos reflejan sus experiencias vitales, su entorno familiar, escolar, social. Con este “bicho malo invisible”, bajaron en importancia los futbolistas y adquirieron protagonismo los científicos.

¿Y la Educación? Ha pasado a ser virtual, sin más remedio. Las nuevas tecnologías han sustituido el directo, poniendo en evidencia una tremenda desigualdad de condiciones para su uso. En algunas familias no había un ordenador o había uno y no podía atender la necesidad de varios hermanos e incluso del padre y la madre realizando teletrabajo. Durante el confinamiento, muchas desigualdades han mostrado su cara más dramática. El profesorado ha realizado un trabajo ingente de adaptación al modo virtual de forma exclusiva y al mismo tiempo, un esfuerzo extra para compensar en la medida de lo posible las carencias y deficiencias de un sistema improvisado ante una realidad desigual. Tanto el profesorado como el alumnado confiesan que echan de menos el directo.

IV. Rincón de pensar... ¿y ahora qué?

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