Introducción El periodo griego de la antigüedad representó el punto de origen de un pensamiento filosófico caracterizado por el fortalecimiento del logos por encima del mito. Los inicios de la filosofía mostraron a un hombre razonante que se preocupó por conocer sus orígenes y comprender lo que le rodeaba, pero también un intento responder el porqué de las cosas. Las características del contexto social en el que vivieron filósofos como Platón y Aristóteles dan cuenta de una sociedad que intentaba consolidar una forma de gobierno efectiva para los individuos y sus intereses, y en respuesta a su contexto estos pensadores desarrollaron gran parte de su filosofía.
Un eje de análisis representativo para la discusión filosófica en la antigua griega se constituyó en el hombre y su relación con el otro, así temas como la relación identidad-alteridad se encuentran presentes en los escritos de estos filósofos que intentaban dar solución a un ser humano que se encontraba abrumado en el mundo sin saber cómo actuar correctamente. Incluso dicha discusión encontró vigencia en la construcción filosófica del mundo árabe e islámico, ya que en efecto la posición del hombre frente a sí mismo y a su congénere traspasó las fronteras de la antigua Grecia y se posiciono en gran parte del mundo( Guerrero, 2008).
Tras pasar miles de años desde los filósofos de la Grecia Antigua y los filósofos del mundo árabe para encontrarnos en una sociedad contemporánea, con cientos de desarrollos tecnológicos, un avanzado sistema político, una resignificación de las relaciones sociales y un avance científico- filosófico muy amplio. Hoy aún podemos ver a un ser humano abrumado y expectante por encontrar la forma de desarrollar una relación con el otro que le resulte en equilibrio consigo mismo.