Revista de Comunidades Educativas 127 Revista de Comunidades Educativas De La Salle 127 | Page 54
Comunidades educativas Escuela en Pastoral
cuales la concepción religiosa de la existencia tam-
bién aporta significatividad al conocimiento. Desde
la fe, estamos favoreciendo la acción del Espíritu
para ir más allá de un conocimiento académico.
h. La enseñanza religiosa, debe ir más allá de un sa-
ber pragmático del fenómeno religioso. La visión del
conocimiento en la universidad va más allá de lo
pragmático, no se puede quedar en aprender cierto
contenido porque le va servir para algo. El reto es
encontrar el sentido global del conocimiento; solo
eso da plenitud al hombre. El saber religioso va más
allá del conocimiento racionalista: busca el sentido
de la propia existencia. El conocimiento religioso
ayuda a entender el arte, el pensamiento moderno,
ético, cultural, conductual; no obstante, la cultura
científica de la universidad no puede limitarse a te-
ner una conciencia racional. La dinámica pastoral
debe favorecer ir más allá de esa frontera, ser capaz
de ir más allá de sus propias certezas científicas, a
superar la visión científica positivista de los fenó-
menos religiosos para abrirse a la trascendencia.
i. La universidad debe fomentar el liderazgo cristiano:
La Iglesia hoy es más participativa. La pastoral ver-
tical - donde la reflexión y actividad nacen solo de
la jerarquía y donde el laico era el objetivo de la
pastoral y no el protagonista - se ha ido superando.
Por su capacidad, presencia activa en la sociedad,
compromiso e innovación, el laico católico debe
seguir empoderándose. La universidad debe fa-
vorecer los liderazgos cristianos responsables por
medio de una reflexión profunda de su entorno y
creando espacios de participación que ayuden a la
postre a la construcción de una mejor sociedad.
j. La voz profética de la educación cristiana. Como
bautizados somos un pueblo de sacerdotes, pro-
fetas y reyes. La voz profética de la Iglesia sigue
anunciando y denunciando en el mundo. Esta voz
ha de ser pronunciada también por la escuela cris-
tiana. Si le pertenece la tarea evangelizadora de la
Iglesia, también comparte su misión profética. Hoy
las instituciones tradicionales han sentido merma-
da su influencia moral en la sociedad y, sin embar-
go, la sociedad sigue sedienta y abierta a escuchar
cuando la controversia, la duda y la desorientación
la golpean. La universidad lasallista también tiene
algo que proclamar a su comunidad. Lo hace de he-
cho ante situaciones que requieren palabras de ac-
ción, como las catástrofes naturales o las situacio-
nes de vulnerabilidad. También debe pronunciarse
ante ideologías que generan choques sociales. Por
supuesto que la prudencia exige reflexión, pero esa
misma es una forma de respuesta: capacidad de
diálogo, escucha y reflexión. Pero no puede ser in-
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diferente o muda cuando hay acontecimientos que
generan una inquietud social. No se puede desa-
provechar la oportunidad de ser escuchados, por-
que otros tomarán la palabra. No se trata de pro-
fetizar como dogma, sino profetizar que el diálogo
siempre puede existir y siempre habrá posibilidad
de encontrar lazos que unen las ideas por más an-
tagonistas que éstas puedan ser. Esos principios de
respeto a la dignidad humana, de diálogo y solida-
ridad para la construcción de una nueva sociedad
más justa es la voz que debe alzarse.
Formación continua: la habilidad de leer la cultura
y escuchar la palabra que Dios pronuncia en ‘otros
idiomas’.
Tal como se desarrolló en un artículo anterior, entre
todos los saberes y habilidades que debe poseer un
maestro de religión se destaca de manera particular,
la capacidad de leer la cultura y escuchar la revelación.
Si toda cultura debe ser evangelizada, se debe desa-
rrollar la capacidad de penetrar, conocer, valorar y vi-
vir las diferentes culturas en las que se está inmerso
para ser capaz de leer los valores, los por qué de la
vida, los orígenes y los anhelos, el concepto de hom-
bre y de Dios que cada cultura expresa muchas veces
en un lenguaje propio. Esto mismo aplica a la subcul-
tura de algunos grupos particulares, en especial, en
el contexto de las universidades: saber leer la cultura
de los alejados de su religión, los agnósticos, los edu-
cados sin formación religiosa… Todos ellos enuncian
algo y es indispensable leer sus inquietudes y expre-
siones para acompañarlos en su proceso de búsqueda.
Dios ha hablado y su palabra viva está en la Sagrada
Escritura, en Jesús está el centro de la revelación. Tam-
bién la palabra de Dios está en el magisterio de la Igle-
sia. Pero Dios se manifiesta por igual a través de los
acontecimientos de la vida. Dios habla y se manifiesta
en los grupos vulnerables, en los jóvenes que buscan
un sentido a su vida, en las diferentes culturas y reli-
giones. Si queremos entablar un diálogo evangelizador
con las diferentes culturas, tenemos que saber escu-
char lo que Dios expresa a través de ellas; esto exige
abrir y posiblemente romper paradigmas, “escuchar y
aprender” de otras creencias, como lo señala la Regla
de los Hermanos (14.1).
Debe ejercitarse en la capacidad de discusión fructí-
fera de manera especial sobre los nuevos temas –al-
gunos más bien antaños pero no acabados- que des-
piertan cuestionamientos dentro y fuera de la Iglesia
(migración, matrimonio igualitario, legalización de
las drogas, ética en las redes sociales, mercadotecnia
política, libertad de expresión y respeto, entre otros).