Revista de Arte Fragmento 5 No.5 | Page 14

Enseguida reconoció el sonido de una cascada, sin pensar entró para esconderse, la noche se hacía de madrugada y el desconocido caminaba acercándose al escondite, aquel había tenido que pasar a través del muro de espinas, así que se encontraba totalmente lastimado y derramando incansables gotas de sangre. En las profundidades de la cascada, podía verse como nacían rosas rojas, mismas que se enlazaban y salían a ote de la profunda oscuridad azul turquesa. Repentinamente el hombre escuchó un sonido y corrió hacia él, pero no eran más que los arboles quienes lo llamaban desde la lejanía, tratando de apartarlo. Cuando las pisadas descalzas del extraño no hacían eco, la princesa salió de su escondite silenciosamente. Cada vez que la princesa pretendía descansar, el olor perfumado de la sangre que brotaba del extraño se hacía llegar. Al notar que se encontraba totalmente perdida, la princesa decidió despertar a un colibrí; aquella diminuta ave le explicó que cualquier duda que tuviera sobre el jardín de los silbidos podía ser contestada por el gran ahuehuete, así que decidió ir hasta él. La princesa inmutada al ver aquel enorme árbol, no hizo más que rodear el tronco, a lo cual el gran ahuehuete exclamó '¡para! que tus pisadas me han mareado, ¿Qué quieres doncella de piel color cacao?', impresionada por el diámetro y altura de aquella maravilla de la naturaleza, respondió ¡libertad!; el ahuehuete rió de ella y al hacerlo su copa desprendió enormes hojas y como si fueran plumas sobrevolaron en gran parte del jardín, al mirar hacia las alturas la princesa notó que el color del cielo era naranja con manchas violetas. El sabio árbol le señaló la piedra puntiaguda que colgaba de su cuello, al parecer un ópalo arlequín era la llave, el ahuehuete pronunció: 'tienes que sumergir en las entrañas de aquel hombre esta alada piedra, no será hasta ese momento que las espinas losas caigan y las rosas mueran'. La princesa corrió con gran velocidad hacia el muro sin importarle nada, al llegar ahí, gritó para atraer al extraño, el cual acudió a su llamado sin saber de sus crueles intenciones. La bella mujer, avanzó hacia sus brazos y sin pensarlo dos veces incrustó en su corazón el alado ópalo, la sangre que destilaba de su corazón enseguida se transformaba en pétalos. En ese instante la princesa recordó su vida antes del encierro, de forma turbulenta un millar de recuerdos se presentaron ante ella, ese hombre no era un extraño era su verdadero amor. En el jardín de los silbidos existía una leyenda, aquel enamorado que pretenda cumplir los deseos de su amada tendrá que postrarse ante el viejo ahuehuete y pedirle aquello que volviera feliz a su pareja, solo bastaría dar algo a cambio para que lo hiciera realidad. Un campesino que había nacido en una humilde familia al igual que su amada, realizó un trato, un hermoso lugar en el cual su amada viviera con opulencia a costa de su sangre, de ahora en adelantecada gota que saliera de él se convertiría en una hermosa rosa roja. Hombres de poblados lejanos empezaron una guerra para tratar de obtener aquel hermoso lugar, así que el campesino se convirtió en un guerrero feroz, días y noches luchó y de su fatídico do