Revista Casapalabras N° 36 Casapalabras N° 36 | Page 13

ese futuro sin futuro y me pongo a llorar sobre la vida diciéndome: Penélope, deberíamos hacer algo que no fuera morir. (Tomado de: https://trianarts.com/francisca-aguirre-el- eterno-retorno/#sthash.YqfETtmU.dpbs) Francisca Aguirre (Alicante, España – 1930) El orden Deberíamos hacer algo que no fuera morir, pero a menudo se nos viene la muerte tan callando que hasta pasado un tiempo no sabemos que estamos habitando nuestro proprio cadáver. Si nos hubieran advertido, si un gesto por lo menos nos hubiera indicado la descomposición que nos poblaba, Pero había un silencio como el orden, un retirarse para volver luego, un fluir de marea mesurada. Nadie nos quiso dar la mala nueva, nadie quiso advertirnos del desastre. Tal vez porque la muerte me fue tornando extraña y las viejas palabras no bastaron y sólo fue posible mirar, mirar cómo la muerte avanza. Y ahora, del otro lado del silencio yo contemplo también esa mirada, ese ver que no pide sino asiste, Su padre fue condenado a muerte por el régi- men franquista y ejecutado en 1942. Empezó a trabajar a los 15 años, se hizo socia del Ate- neo de Madrid y empezó a acudir a distintas tertulias literarias. En 1971 obtuvo el premio de poesía Leopoldo Panero por su libro Íta- ca y en 1976 el Ciudad de Irún por Los tres- cientos escalones. Entre sus otras obras están: La otra música (1977), Ensayo general (1995), Pavana del desasosiego (1998), La herida ab- surda (2006), Nanas para dormir desperdicios (2007), Historia de una anatomía (2010). En 1994 alcanzó el Premio Galiana por su libro de relatos Que planche Rosa de Luxemburgo. Aparte de los ya citados, ha obtenido los si- guientes premios: Premio Esquío de Poesía (1995), Premio Internacional de Poesía Mi- guel Hernández (2010), Premio Nacional de Poesía (2011), Premio Nacional de las Letras Españolas (2018). 11