En la década de Jos noventa comienza un importante de-
sarrollo de la energía eólica, cuando se toma conciencia de
la necesidad de modificar el modelo energético basado en
los combustibles fósiles y la energía nuclear, por los pro-
blemas que estos causan al medio ambiente. Gracias a este
desarrollo tecnológico más avanzado y a un incremento
de su competitividad en términos económicos, la energía
eólica pasa de ser una utopía marginal, para convertirse
en una realidad que se consolida como alternativa futura
y de momento complementaria a las fuentes energéticas
convencionales.
La producción de energía eléctrica a partir del vien-
to ha tenido un considerable crecimiento a nivel mundial,
llegando a ser la energía eólica una de las de mayor creci-
miento dinámico de todas las energías en los últimos años.
Esto permite asegurar que la energía eólica se sitúa a la
vanguardia de entre todas las energías renovables.
Actualmente América Latina es una de las regiones con
menor desarrollo en este campo, contando solamente con
3.505 MW eólicos instalados hasta el año 2012 (GWEC
9). Aunque Ecuador es uno de los países de esta área que
cuenta con reservas de petróleo y de gas natural, estas re-
sultan ser escasas y se hace necesario introducir cambios
en la matriz energética y económica, con el objetivo de
volver al país menos dependiente del petróleo y más res-
petuoso con el medio ambiente.
Ecuador ha presentado en los últimos 20 años un des-
equilibrio entre la oferta y la demanda de energía eléctrica.
El aumento de la demanda ha incrementado alrededor de
un 6,5% anual, mientras que la oferta de energía única-
mente se ha incrementado en un 5% (Estadística del sector
eléctrico ecuatoriano 21). Un gran porcentaje de la energía
eléctrica que se produce en el Ecuador se obtiene a través
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