Revista Caracter 1 - 2012 Vol. 1 | Page 144

La hablante siente miedo pero todo 10 olvida al sen- tir el placer que la hace contener sus gritos y espera la muer- te que supone vendrá con el orgasmo: "pues la muerte me espera cautelosa/ antes de la postrera sacudida/ y me ofrece vitrales y coronas de mirto" (22-24). Luego se recupera y dice "no quiero resbalar" y pide que un ángel "detenga mi martirio" pero no es posible y sufre otra vez más la viola- ción. El tema del incesto, presentado con lenguaje religioso conlleva doble revisión: la mujer como objeto de abuso en la niñez y la pesada carga de la religión sobre ella. La reli- gión, que debía darle el valor espiritual para ser el ángel del hogar, le proporciona a la hablante-niña la justificación para sobrellevar el abuso. La debilidad de la mujer, condenada por Fray Luis de León como una deficiencia moral, y que debería de inspirar en los hombre el deseo de protección, se vuelve en su contra y, mucho más, siendo una niña. En otro poema, "Santa Inés en agonía," se retoma el tema reli- gioso para exponer el acoso masculino, esta vez asociado al motivo de la culpa: "Defiéndeme tú/ pues en la lisa acera/ rebozan de continuo ramadas de amapolas," (5-7). La ten- tación y la curiosidad del sexo preocupan a la hablante: y a mis ojos inocencia asomada seduce demasiado, es valioso argu mento para abrir charoladas portezuelas, alcanzarme, someterme al ase dio, (8-11) La hablante está consciente de que existe un asedio que la conducirá a la desgracia dentro de una sociedad pa- triarcal que pide que la mujer sea "pura y alba"; que dejará en su boca "el viscoso sabor de la vergüenza." El poema es una revisión de la culpa femenina, ya que aunque el hombre acosa es la mujer la que tiene que sufrir las conse- cuencias: 155