estampas vegetales desprendía
cual nacaradas fundas de lunarias.
Párvulas lentejuelas de tul,
refulgiendo,
desde el comulgatorio
señalaban mi alivio.
y anulada, enamorada yo
entreabría mi boca, mientras mi cuerpo todo
tu cuerpo recibía.
(19-29)
La comunión del cuerpo de Cristo queda transfor-
mada en la culminación del acto sexual.. La hablante siente
el cuerpo del amante dentro del suyo al igual que la comu-
nión religiosa.
Así también, el lenguaje religioso y sus historias de
mártires le sirven a la autora para plasmar el dolor del abuso
infantil. En el poema "Bárbara niña, presiente su martirio"
se pone de manifiesto la confusión que provocan las creen-
cias religiosas en la mente inocente de las niñas:
y sabía que toda la hermosura
y el peligro se congregaba allí,
como en todos los cuellos de los mártires,
en esos cuellos dóciles, abatidos
por el amor más trágico.
(4-8)
La protagonista, influenciada por la historia de los mártires,
cree que la violación que sufre por parte de su padre es parte
del sacrificio del cristiano:
y por eso, cada noche, mi padre
desgarraba la organza
-peinada madreselva- de mi colcha.
Doblando mi cabeza, pulsera era mi pelo
por sus venas azules, y a la espada
-olía a cobre su pecho tan cercano-
mi garganta ofrecía.
(9-15)
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