Revista Asociación de Cirujanos Guatemala Revista 2019 | Page 31
Enseñanza Tutorial en Cirugía.
El Tutor con paciencia deberá indicarle los pasos del
procedimiento, aceptar que el alumno lo hará más
despacio que lo esperado. No debe presionarlo y de-
berá respetar la personalidad de cada educando. La
confianza en sí mismo que necesita todo cirujano,
se adquiere básicamente de esta forma, enseñanza
correcta en el momento adecuado.
Es válido recordar que sigue vigente la máxima “ver
una, asistir otra y hacer la propia“. Esto, en senti-
do figurado ya que el tutor establecerá el número
apropiado de cirugías en cada uno de los tres actos
y solventar de buena forma la curva de aprendizaje.
Ese acto sublime de enseñanza-aprendizaje, al ser
ejecutado por el tutor con entrega y pasión, perdu-
rará en el aprendiz por siempre y estará FORMANDO
un cirujano con seguridad y confianza en sí mismo.
Ejemplo de un procedimiento enseñado por el
tutor y posibles escenarios
Ejemplo de una buena enseñanza se ilustra a con-
tinuación con la cirugía de anastomosis intestinal,
puede ser con sutura manual o mecánica. La ense-
ñanza correcta, ayudará a evitar su dehiscencia que
conlleva tremendas complicaciones de los pacien-
tes, como puede ser una fistula intestinal entero
cutánea, que genera tremendos gastos económicos,
implica re operaciones, manejo sistémico del pa-
ciente en una área especializada de pacientes críti-
camente enfermos, alimentación por vía parenteral,
uso de antibióticos de alto costo, y algunas veces es
necesario asistirlos con ventilación mecánica.
Así mismo podemos decir que este paciente compli-
cado, priva de oportunidad a otro paciente, que po-
dría necesitar la cama en esa área especializada de
cuidados críticos. Este ejemplo ilustra una complica-
ción quirúrgica prevenible, si el ejecutante hubiese
aplicado la técnica correcta: escogencia del sitio de
anastomosis, verificación vascular, sutura adecuada,
distancia de colocación de sutura en cada borde,
aplicación correcta de los dispositivos de sutura me-
cánica, revisión de permeabilidad como de fuga, etc.
A estos gastos, hay que sumar la carga anímica ne-
gativa que invade al cirujano por los siguientes días,
al tener que observar la recuperación de su pacien-
te. Si el resultado no es satisfactorio, perdurará por
mucho tiempo la incertidumbre y preocupación de
hacer correctamente las siguientes anastomosis.
Es momento oportuno, para que el Tutor, aliviane
esta carga y brinde asesoría para hacer mejores
anastomosis y evitar en futuros casos, el desgaste
vivido por los protagonistas paciente y cirujano. Pro-
ceso que, debió ser al revés, primero aprender bien
y luego si aún hay complicaciones volver a revisar
con el tutor la técnica quirúrgica.
Calidad mejor que cantidad
Es preferible formar menor cantidad de cirujanos
pero con mayor capacidad y calidad de ejecución.
Esto aplica especialmente si tenemos número redu-
cido de Tutores y Pacientes. La reflexión de cuantos
alumnos tiene capacidad el programa de cada hos-
pital para formar especialistas en cirugía con reco-
nocimiento universitario de maestría , debe estar
basado en el número de pacientes atendidos, co-
rrelacionados con las cirugías efectuadas para cada
patología y que permita a cada residente hacer un
número mínimo que supere la curva de aprendizaje,
quizás podrían ser diez casos supervisados, y lo haga
experto en ese determinado procedimiento. Si la
materia prima –pacientes- NO es suficiente, se está
incumpliendo el objetivo educacional de practicar el
número de casos establecido por año de residencia
y que sea igual para todos. Es importante hacer este
análisis juicioso entre los Tutores y dar su opinión
a las autoridades ministeriales como universitarias.
La conclusión es que deben los programas contar
con suficientes pacientes y tutores por cada año de
residencia, recomendable como mínimo un Tutor
por año de residencia. En primer año por ser ma-
yor el número debería ser un Tutor por cada cinco
residentes.
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