SALUD OCUPACIONAL |
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El doctor Rodrigo Soto, médico broncopulmonar de la Clínica Alemana explica que esencialmente existen dos tipos de daño: la enfermedad por el depósito mismo del material particulado en las vías respiratorias y la reacción inflamatoria que el depósito genera.
“ Ambas se denominan Neumoconiosis, y la más conocida en nuestro país es la Silicosis, que está muy presente en los yacimientos mineros subterráneos y además es motivo de indemnizaciones o jubilación anticipada por incapacidad laboral permanente. El otro daño recurrente es la Bronquitis Crónica Laboral, muy similar al síndrome de EPOC por alto consumo de tabaco”, detalla el facultativo.
Estas patologías generan ahogo, obstrucción bronquial, susceptibilidad a infecciones y pueden llevar a la discapacidad, por lo que resulta esencial un adecuado trabajo de monitoreo y optimización del riesgo laboral en cada puesto de trabajo en contacto con residuos químicos o tóxicos en suspensión.
“ En la minería esto puede producirse tanto en faenas de extracción del mineral como en procesos de refinación y tratamiento, incluso en la exposición prolongada a gases de escape vehiculares al interior de túneles; en
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tanto que en la construcción son comunes los casos de enfermedades laborales broncopulmonares producidas por obras de pulimiento de lozas o cortes de materiales pesados como fierro y acero”, destaca Guillermo Gacitúa, presidente del Consejo Nacional de Seguridad. Lo que también puede ocurrir en un aserradero.
“ En todos estos casos es fundamental la prevención, tanto por parte de las empresas como del propio trabajador. El deber de las primeras es contar con los equipos de protección apropiados, como guantes, mascarillas purificadoras o filtradoras, e incluso, trajes de seguridad completos si la faena así lo requiere. Pero además es fundamental que el propio trabajador tome conciencia de que debe usar esos equipos, porque no sólo su salud sino su vida es la que peligra”, enfatiza Gacitúa.
Cáncer a la piel, alta mortalidad
Otro factor de riesgo para la salud del trabajador, proviene de una fuente vital de energía que paradojalmente puede convertirse en un enemigo mortal, si no se le respeta: el Sol.
“ La exposición a la radiación ultravioleta es un riesgo común para todos los operarios que se desempeñan en terreno. Aunque hay variantes que dependen de la ubicación geográfica de las obras y los puntos de protección que ofrezca la faena misma, como galpones, bosques y zonas de sombra, según la naturaleza del trabajo productivo o extractivo que se realiza”, destaca la doctora Gabriela Moreno Maturana, dermatóloga de Deutsche Pharma.
En ese sentido, operarios de la minería, trabajadores de la construcción y quienes se desempeñan en la industria forestal, que están expuestos a trabajar a la intemperie durante las horas de mayor intensidad de radiación solar, enfrentan dos riesgos de enfermedades laborales directas: las lesiones inmediatas, que son las quemaduras con enrojecimiento de la piel y presencia de ampollas, y las lesiones crónicas provocadas por el foto-envejecimiento acumulativo.
Entre estas últimas patologías está la peligrosa queratosis actínica, que suele aparecer como una simple mancha roja, la cual puede derivar en costra sangrante y si no es tratada
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adecuadamente llega a transformarse en tumor canceroso.
El melanoma es el más peligroso de esos tumores. Afecta directamente a los melanocitos, células responsables de la producción de melanina, sustancia que da color a la piel. Su índice de agresividad es tan alto, que al ser diagnosticado ofrece nulas posibilidades de sobrevida.
Al respecto, el doctor Faustino Alonso, dermatólogo de la Clínica Alemana, detalla que“ hay que considerar que la exposición a la radiación ultravioleta es aún mayor en trabajadores que desempeñan sus funciones en altura, como es el caso de los mineros. Además, se agregan otros agentes cancerígenos aceleradores, como el arsénico utilizado en la producción de cobre y la preservación de la madera, el cual no sólo se asocia a algunos tipos de cáncer de piel, sino también a cáncer de pulmón y vejiga, enfermedades cardiovasculares, diabetes y alteraciones del desarrollo, entre otros efectos negativos a la salud”.
Asimismo, los trabajadores de la minería, construcción e industria forestal, también están expuestos al riesgo de presentar dermatitis de contacto, ya sea irritativa o alérgica, producto de las labores a las cuales están expuestos, y que los ponen en contacto con agentes irritantes o alergénicos.
“ Por eso resulta vital que el operario tome conciencia de que no puede desarrollar sus faenas sin protección adecuada. Debe usar siempre ropas que cubran todo su cuerpo, lentes especiales de seguridad, cascos con viseras o protección lateral, y capuchas que tapen el cuello. Además debe aplicarse un bloqueador solar efectivo con factor sobre 30, que filtre los rayos UVA y UVB, que no se absorba de inmediato en la piel, sea resistente al agua y además contribuya a eliminar los radicales libres”, puntualiza la doctora Moreno.
“ También es importante que tanto la empresa como el trabajador sepan que ningún elemento de cuidado o protección es redundante. Por el contrario, es imprescindible que se tomen todas las precauciones en conjunto, especialmente al realizar faenas que impliquen exponerse constantemente en las horas de mayor radiación, entre las 11:00 y las 17:00 horas, aproximadamente”, enfatiza la especialista.
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N º 5 Octubre 2016 |
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