MISCELÁNEA
NOSTALGIA LIMEÑA
Coronel PNP GC (r)
Felipe Juárez V.
S
omos hijos del Perú, de aquellos
que crecieron cantando igualmente boleros, rock, tangos y valses
como aquel poema plasmado por César
Miró, “Todos Vuelven”, el que en aquellas tiernas horas, nos hizo aflorar lo más
nostálgico de nuestro ser, para cuando
por alguna razón nos tuvimos que alejar
de la patria amada.
Pero no podemos darle todo el crédito
sólo a estas 5 composiciones. Nuestros
padres adoraban escuchar “Idolatría”
tan igual como “El Choclo”; o acaso
“Cuesta Abajo”, como “El Huerto de
mi Amada” y también todas las composiciones de Los Panchos, Pedro Vargas,
Tito Guizar, Jorge Negrete o Alfonso
Ortiz Tirado y muchos más que sería
largo enumerar.
En esa época era imperativo que hubiese un radio en casa y crecimos viendo
en su sala, uno de la marca RCA Víctor,
aquel del logotipo del fonógrafo con un
perro blanco.
Aquel artefacto que entonces no se llamaba “equipo”, ya tenía su “Pick-up”,
con unas gruesas agujas para surcar las
líneas grabadas de los inmensos acetatos de antaño, que se alquilaban para las
fiestas de barrio.
En ese radio receptor, nuestro padre
seguía una de sus muchas aficiones,
que era escuchar por onda corta,
emisoras de otros países y seguramente se quedaron grabadas en nuestras subconscientes dichas imágenes y
luego en años mozos, incursionamos
como radio aficionados en las bandas
de 11 y 20 metros.
Crecimos riendo con los guiones de
Pedrín Chispa y el humor de la chola
Purificación Chauca; Carlos Onetto
“Pantuflas”; el elenco de “Loquibambia” y “Escuelita Nocturna”, la Prosa
de Octavio Hinostroza Figueroa, de
Alfonso Tealdo y una taza de café con
Gonzales Montolivo.
Somos de los que crecieron con el tranvía, el acoplado, el urbanito y los colectivos “Parada-Chacra”, Chacra; Chacra
Colorada Plaza de Armas; “FrigoríficoBellavista”, “Victoria-Viterbo”, las líneas
de ómnibus “Tacna-Trípoli”, “CocharcasJosé Leal”, “Lima-Callao” y el colectivo del
triangulito “Santa Marina-La Punta”
La pelota de trapo que hacíamos robándole las medias de nylon a “la vieja” y
que dribleábamos sorteando los carros
que cruzaban las pistas del barrio y cuidándonos siempre del “tombo” y “el
caimán”, sin olvidarnos del “patuto”.
Era un honor que a uno lo nombraran
para integrar el equipo, pero había que
ser bueno para que no nos mandasen
de “arquero”.
Nos divertíamos sanamente jugando
a los “ladrones y policías”, “la pega” o
“las escondidas”. No existía ningún juego electrónico salvo el cerebro eléctrico que era un elemental tablero con
preguntas y respuestas con un foquito
que se prendía cuando se acertaba la
respuesta y lo más virtual era un juego de “bolitas” y “ñocos” o acaso jugar
a los cartones, palito chino, run-run,
mundo, bolero o al trompo que terminaba en la cocina” ... quien quema con
huaraca ... pierde ...
Somos de los que gozaron del fútbol de
Barbadillo, Valeriano López, Vides Mosquera, Tito Drago, Dimas Zegarra, Alberto “Toto” Terry, la “Lora” Gutiérrez,
el “mocho” Rosasco, Felandro, Loret de
Mola, Joe Calderón, el “loco” Seminario,
el “conejo” Benites, la dupla Grimaldode la Vega, los hermanos Donayre,
“Huaqui” Gomez Sanchez, el paraguayo
Riquelme y muchos otros.
Revista Guardia Civil
Tuvimos el “privilegio”, –si así se puede
decir–, de conocer al negro “Bomba”,
cuando solía llegar con su equipo de
fútbol a una antigua cancha que quedaba en la esquina de los jirones Belgrano
y J. J. Pasos en Pueblo Libre; y estuvimos en el Estadio Nacional, el fatídico
día en que prendiera la mecha para
que la policía lanzara sus bombas lacrimógenas, donde muriera tanta gente.
Fue la primera vez, cuando siendo muy
niños, veíamos tantos cadáveres juntos,
acomodados uno al lado del otro, entre
los rieles del tranvía, aquellos acoplados
que alguna vez también solíamos “gorrear” cuando, junto con la “patota” del
barrio, enrumbábamos hacia Barranco,
Chorrillos, la Playa de Pescadores, Agua
Dulce, la Herradura y Cantolao.
Ibamos unas veces buscando un reparador “cebichazo”, muchas otras, para
“cirear” a las bellas limeñas y chalacas, y
también para competir y ver quién llegaba primero a la plataforma que “Crema
Nivea”, había colocado a unos 200 metros mar adentro, en Agua Dulce, si no
nos falla la memoria ...
Nunca hablábamos por teléfono, íbamos a las fiestas de promoción que organizaban las alumnas de 5to. año de los
colegios de mujeres, que empezaban a
las 07:00 pm y acababan a las 12 de la
noche, a las cuales no podíamos ir sino
teníamos camisa blanca limpia y el veintiúnico terno.
Los Domingos asistíamos a misa de 12
para hacer ojitos a las chicas, a ver si nos
ligaba algo.
Somos de los que haciendo los mandados a la vieja, iba al chino o japonés de la
esquina y pedíamos “yapa” por el monto
de lo gastado que generalmente eran caramelos que el chino de la esquina identificaba con un número, para diferenciar
a los de perita, cucarachitas, trompitos
etec. Llegamos a comprar “ron” para el
“primus” y “kerosene” para la “cocina”