REVISTA 74 LHBGCP | Page 67

MISCELÁNEA NOSTALGIA LIMEÑA Coronel PNP GC (r) Felipe Juárez V. S omos hijos del Perú, de aquellos que crecieron cantando igualmente boleros, rock, tangos y valses como aquel poema plasmado por César Miró, “Todos Vuelven”, el que en aquellas tiernas horas, nos hizo aflorar lo más nostálgico de nuestro ser, para cuando por alguna razón nos tuvimos que alejar de la patria amada. Pero no podemos darle todo el crédito sólo a estas 5 composiciones. Nuestros padres adoraban escuchar “Idolatría” tan igual como “El Choclo”; o acaso “Cuesta Abajo”, como “El Huerto de mi Amada” y también todas las composiciones de Los Panchos, Pedro Vargas, Tito Guizar, Jorge Negrete o Alfonso Ortiz Tirado y muchos más que sería largo enumerar.  En esa época era imperativo que hubiese un radio en casa y crecimos viendo en su sala, uno de la marca RCA Víctor, aquel del logotipo del fonógrafo con un perro blanco. Aquel artefacto que entonces no se llamaba “equipo”, ya tenía su “Pick-up”, con unas gruesas agujas para surcar las líneas grabadas de los inmensos acetatos de antaño, que se alquilaban para las fiestas de barrio.  En ese radio receptor, nuestro padre seguía una de sus muchas aficiones, que era escuchar por onda corta, emisoras de otros países y seguramente se quedaron grabadas en nuestras subconscientes dichas imágenes y luego en años mozos, incursionamos como radio aficionados en las bandas de 11 y 20 metros. Crecimos riendo con los guiones de Pedrín Chispa y el humor de la chola Purificación Chauca; Carlos Onetto “Pantuflas”; el elenco de “Loquibambia” y “Escuelita Nocturna”, la Prosa de Octavio Hinostroza Figueroa, de Alfonso Tealdo y una taza de café con Gonzales Montolivo.  Somos de los que crecieron con el tranvía, el acoplado, el urbanito y los colectivos “Parada-Chacra”, Chacra; Chacra Colorada Plaza de Armas; “FrigoríficoBellavista”, “Victoria-Viterbo”, las líneas de ómnibus “Tacna-Trípoli”, “CocharcasJosé Leal”, “Lima-Callao” y el colectivo del triangulito “Santa Marina-La Punta”  La pelota de trapo que hacíamos robándole las medias de nylon a “la vieja” y que dribleábamos sorteando los carros que cruzaban las pistas del barrio y cuidándonos siempre del “tombo” y “el caimán”, sin olvidarnos del “patuto”.  Era un honor que a uno lo nombraran para integrar el equipo, pero había que ser bueno para que no nos mandasen de “arquero”.  Nos divertíamos sanamente jugando a los “ladrones y policías”, “la pega” o “las escondidas”. No existía ningún juego electrónico salvo el cerebro eléctrico que era un elemental tablero con preguntas y respuestas con un foquito que se prendía cuando se acertaba la respuesta y lo más virtual era un juego de “bolitas” y “ñocos” o acaso jugar a los cartones, palito chino, run-run, mundo, bolero o al trompo que terminaba en la cocina” ... quien quema con huaraca ... pierde ...  Somos de los que gozaron del fútbol de Barbadillo, Valeriano López, Vides Mosquera, Tito Drago, Dimas Zegarra, Alberto “Toto” Terry, la “Lora” Gutiérrez, el “mocho” Rosasco, Felandro, Loret de Mola, Joe Calderón, el “loco” Seminario, el “conejo” Benites, la dupla Grimaldode la Vega, los hermanos Donayre, “Huaqui” Gomez Sanchez, el paraguayo Riquelme y muchos otros.  Revista Guardia Civil Tuvimos el “privilegio”, –si así se puede decir–, de conocer al negro “Bomba”, cuando solía llegar con su equipo de fútbol a una antigua cancha que quedaba en la esquina de los jirones Belgrano y J. J. Pasos en Pueblo Libre; y estuvimos en el Estadio Nacional, el fatídico día en que prendiera la mecha para que la policía lanzara sus bombas lacrimógenas, donde muriera tanta gente.  Fue la primera vez, cuando siendo muy niños, veíamos tantos cadáveres juntos, acomodados uno al lado del otro, entre los rieles del tranvía, aquellos acoplados que alguna vez también solíamos “gorrear” cuando, junto con la “patota” del barrio, enrumbábamos hacia Barranco, Chorrillos, la Playa de Pescadores, Agua Dulce, la Herradura y Cantolao.  Ibamos unas veces buscando un reparador “cebichazo”, muchas otras, para “cirear” a las bellas limeñas y chalacas, y también para competir y ver quién llegaba primero a la plataforma que “Crema Nivea”, había colocado a unos 200 metros mar adentro, en Agua Dulce, si no nos falla la memoria ...   Nunca hablábamos por teléfono, íbamos a las fiestas de promoción que organizaban las alumnas de 5to. año de los colegios de mujeres, que empezaban a las 07:00 pm y acababan a las 12 de la noche, a las cuales no podíamos ir sino teníamos camisa blanca limpia y el veintiúnico terno.   Los Domingos asistíamos a misa de 12 para hacer ojitos a las chicas, a ver si nos ligaba algo.   Somos de los que haciendo los mandados a la vieja, iba al chino o japonés de la esquina y pedíamos “yapa” por el monto de lo gastado que generalmente eran caramelos que el chino de la esquina identificaba con un número, para diferenciar a los de perita, cucarachitas, trompitos etec. Llegamos a comprar “ron” para el “primus” y “kerosene” para la “cocina”