Segunda etapa
En este periodo entra en escena José María Morelos y Pavón. Éste va desde principios de 1811 hasta la toma
del Fuerte de San Diego en Acapulco (en agosto de 1813). Durante este tiempo, los insurgentes se anotaron
varios triunfos siendo los más sonados los obtenidos en las regiones del centro -en Cuautla (Morelos), donde
llegaron a romper un importante cerco- y en el sur -en Acapulco y Chilpancingo (en Guerrero), donde incluso
gestionó el primer Congreso de Anáhuac- de la actual República Mexicana.
Tercera etapa
Ésta se caracteriza por un gran desorden. Con la muerte del “Siervo de la Nación” (fusilado en Ecatepec, en
el Estado de México), se crea un gran vacío en el mando del grupo insurgente y los realistas, aprovechando esta
situación, al mando del temible General Félix María Calleja logran rehacerse y recuperar la ofensiva. En esta
etapa se rinde el último reducto importante insurgente y, técnicamente, los leales a la corona han ganado la
guerra. Sólo unas cuantas partidas, como la que comandaba Vicente Guerrero (en el sur), siguieron en pie de
lucha. Este periodo acaba en febrero de 1821 con la firma del trascendental “Plan de Iguala”.
Cuarta etapa
Ésta transcurre del 24 de febrero de 1821 hasta el 27 de septiembre de ese mismo año cuando el Ejército
Trigarante, al mando del ex realista, Agustín de Iturbide, entra triunfal, junto con Vicente Guerrero, a la Ciudad
de México. El contingente, compuesto por los soldados del General Iturbide (ya convertidos) y los insurgentes
que aún quedaban, avanzó por la actual calle de Madero en el Centro Histórico de CDMX hasta alcanzar la
popular plancha del Zócalo. Con este pasaje terminó formalmente la lucha por la Independencia de México.
Ejercito trigarante llegando a la Ciudad de
México el 27 de septiembre de 1821
Primer Imperio mexicano.
México vivió una etapa de su historia a la que generalmente se le nombra como el Primer Imperio Mexicano, la
cual duró de 1821 a 1823, tiempo durante el cual el país se gobernó bajo una monarquía constitucional.
Esta forma de gobierno estaba asentada en el Plan de Iguala, y ratificada en los Tratados de Córdoba, que
estipulaban un gobierno a cargo de un representante de la casa reinante en España.
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