Gobierno de Juárez
El periodo de la República Restaurada inicia en el año de 1867 a partir del fin del Imperio de
Maximiliano de Habsburgo y la recuperación del gobierno por parte de Benito Juárez.
Una vez instalado el gobierno de Juárez en la capital, decidió convocar a elecciones para dar
legitimidad a su gobierno. Tras vencer en las elecciones a Porfirio Díaz continuó con la
implementación de su proyecto liberal para la nación.
Mantener en orden a la oposición no fue una tarea fácil. Por un lado seguía enfrentando el
rechazo a sus políticas por parte de los conservadores que habían promovido la instalación del
Imperio. Por otro lado tenía que lidiar con la fuerza de los militares que sentían que habían
ganado el derecho de gobernar el país tras lograr derrotar a Maximiliano y a las fuerzas
imperiales. Aún así Juárez se mantuvo firme a pesar de que en ocasiones fue necesario decretar
el estado de sitio para consevar el orden. Su gobierno llegó al punto en que decidió en que la
mejor forma de restarle fuerza al ejército era reducirlo de tamaño, por lo que un gran número
de soldados quedaron fuera del contingente. Financieramente esta decisión fue benevola para
el gobierno ya que no necesitaba invertir tantos recursos al ejército, sin embargo socialmente
el país se vió afectado ya que la cantidad de bandoleros aumentó considerablemente siendo la
mayoría de ellos ex militares.
Para Benito Juárez estaba claro que el comercio era un fáctor importante para restablecer la
economía del país. Dado que los inversionistas nacionales habían sido afectados por la guerra,
Juárez busco como prioridad atraer inversión extranjera. Tres fueron los sectores que impulsó
para lograr dicho objetivo: El de comunicaciones iniciando la construcción de una red
ferroviaria con intención de que abarque todo el país. El agrícola impulsando la inversión en
nuevos sistemas de cultivos e incorporando nuevas zonas para ser explotadas. El industrial, en
especial en sectores generadores de energía.
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