Napoleon III.
Con Juárez y su gobierno
fuera de la ciudad, las
pretensiones del
emperador francés
Napoleón III de instaurar
un gobierno monárquico
en México comienzan a
tomar forma. Se le ofrece
la corona del segundo
imperio mexicano a
Maximiliano de
Habsburgo y parecía que
la segunda intervención
de Francia en México iba
por buen camino.
El fin de la guerra de
Secesión en los Estados
Unidos frenó las
pretensiones imperialistas
de Francia en América
Latina, ya que los Estados
Unidos exigió el retiro de
las tropas francesas de
México.
Por su parte, Prusia en
Europa comenzaba a
hacer sentir su poder
creciente a Francia. La
ventura francesa iniciada
en 1862 llegó a su fin con
el retiro total de las tropas
invasoras de México el 11
de marzo de 1867.
Segundo imperio mexicano
El imperio de Maximiliano, llamado también Segundo imperio mexicano, es el resultado de
la segunda intervención francesa en México.
Fernando Maximiliano archiduque de Austria, acepta el ofrecimiento que conservadores
mexicanos le hicieron para ocupar el trono de México, al creer que las firmas mostradas a éste
por la comisión de mexicanos que le visitaron en el castillo de Miramar, plasmaban los deseos
del pueblo mexicano de tenerlo al frente del gobierno como emperador.
Antes de embarcarse a la aventura del segundo
imperio, Maximiliano renunció a sus derechos
sobre la corona de Austria, firmando un acuerdo
con su hermano Francisco José.
Firmaría también los tratados de Miramar con
Napoleón III, documento mediante el cual
Francia se comprometía a respaldar al imperio de
Maximiliano durante 6 años, con 25 mil soldados
que paulatinamente se irían reduciendo, a su vez
el segundo imperio mexicano se comprometía a
pagar los gastos que se crearían por motivo de la
intervención. Además, reconocía todos las deudas
con acreedores franceses y el gobierno de
Maximiliano debía de llevar una línea liberal.
El 28 de mayo de 1864 llegan al puerto de Veracruz Fernando Maximiliano y Carlota Amalia.
La llegada y recepción en Veracruz fue fría, contrastando con la de la Ciudad de México que
fue festejada por tres días. La lucha entre imperialistas y republicanos tendían a ser favorables
a los primeros, así varios generales republicanos reconocieron al imperio.
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