La contra-reforma educativa
Un desenlace incierto
Al momento de terminar estas líneas, el descontento magisterial se generaliza por todo el país. La CNTE demanda la abrogación de las reformas y una moratoria para organizar un gran debate nacional. El resultado final de estas protestas es incierto. Lo único que está claro es desde abajo la protesta se extiende. La movilización de los mentores muestra que los movimientos sociales ya no son lo que eran. Se ha modificado su constitución, su dinámica de lucha, su horizonte, su radicalidad. En parte son imprevisibles. Son lo que son y llegaron para quedarse. Son modernos Robin Hoods y Fuenteovejunas. Quienes deciden el rumbo del país inevitablemente deberán tomarlos en cuenta. Si no lo hacen, corren el riesgo de llevarse algo más que unos cuantos sustos. Las acciones de rechazo a nivel nacional a la contrareforma educativa apenas comienzan. La protesta no es un capricho. Aunque no se comprenda en la opinión pública, los profesores tienen razones sólidas para oponerse a la nueva norma. El 17 de abril de 1989 estalló en el país la primavera magisterial que derrocó a Carlos Jonguitud Barrios al frente del SNTE. Hoy, 24 años después, retorna el espíritu de esa revuelta. El desafío se res olvió entonces por la vía del diálogo. El de hoy, está por verse.
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