La contra-reforma educativa
Magisterial”. La reforma -señala Manuel Fuentes- afectará a quienes laboran en sistemas de educación inicial que atiende por medio de los Cendis a menores de tres años, a los de educación preescolar encargados de niños y niñas de 3 a 6 años de edad. A los de las escuelas primarias y secundarias generales, técnicas y telesecundarias. A los de educación especial para la atención de personas con minusvalías, a quienes laboran en educación para adultos y también a los de educación indígena. Afectará a profesores de nivel medio o superior, como a los bachilleratos de educación especializada, a los de la Universidad Pedagógica Nacional o quienes laboran en las 220 escuelas normales y 16 escuelas rurales que se encuentran en todo el país. El alcance es de grandes proporciones porque dañará a todo trabajador educativo ya sea federal, estatal o municipal. Como dice la iniciativa de reforma, el propósito de esta ley será establecer una “legislación diferenciada para el personal de la educación pública respecto de los demás trabajadores del Estado”. El hecho es muy grave por lo que implica para los trabajadores de la educación, pero también porque se pretende justificarlo con una reforma constitucional para blindarla con el objetivo de que no sea cuestionada legalmente. Según Manuel Fuentes, los derechos laborales que se menoscaban son contrarios a Tratados, Pactos y Convenios Internacionales por lo que incluso ni la Constitución puede ir en contra de derechos humanos aprobados internacionalmente. Entrar al servicio educativo por vía de un concurso de admisión abroga definitivamente la integración directa de los egresados de las normales públicas al sistema educativo. Supone dejar de considerar capaces de ocupar una plaza de maestros a quienes han sido evaluados durante años por las propias instituciones formadas de mentores. Como señala César Navarro, “de ese modo, el acceso al trabajo docente pierde su carácter público e institucional para transformarse en un proceso de competencia individualizada, según unos mecanismos de oferta y demanda regulados por los nuevos criterios de profesionalización para los maestros.”
Convertir al maestro en un instructor
La reforma supone que la evaluación regular y permanente a los docentes los hará más competitivos, propiciará su capacitación y mejorará la calidad de la educación. Pero estos supuestos operan en realidad en otra dirección, pues conducen a los maestros a concentrar su trabajo en las aulas en preparar a sus alumnos para presentar con éxito los exámenes de opción múltiple, aunque no aprendan cosas importantes para su vida. La reforma altera drásticamente la forma en la que el maestro se relaciona con su materia de trabajo. En el aula, el docente labora con cierta autonomía, sin la vigila ncia continua de directores e inspectores. Puede utilizar discrecionalmente materiales 34