Análisis y perspectivas de la reforma educativa
didácticos, escoger el momento más adecuados para impartir algunos contenidos, promover o no la participación directa de los alumnos y utilizar los más variados recursos para mantener el control del grupo. En The Sociology of Teaching, el investigador Willard Aller, señala: “El maestro obtiene algo de la experiencia que no está incluido en sus cursos “profesionales”; un algo inasible que es difícil meter entre las portadas de los libros u organizar para exponer en clase. Ese algo inasible es cierta intuición social. Lo que el maestro obtiene de la experiencia es una comprensión de la situación social del aula, y una adaptación de su personalidad a las necesidades de ese ambiente. Es por esa razón que los maestros con experiencia son más sabios que los principiantes.” La nueva norma acaba con esta pequeña autonomía y hace que su experiencia profesional deje de contar. El sistema de exámenes estandarizados para evaluar a los estudiantes, que sirven también como base para calificar a los maestros, junto a los paquetes didácticos homogéneos y los controles programáticos, anulan la libertad de cátedra. En los hechos, el nuevo modelo educativo requiere que los profesores dejen de serlo para convertirse en facilitadores sin control del proceso educativo, encargados de prender televisiones o pizarrones electrónicos, guías para que los estudiantes se preparen para responder bien el examen, no para aprender. Lo que sucederá en México con la reforma (de hecho ya ha estado pasando) es similar a lo que se vive en Estados Unidos. Entrevistado por la antropóloga Lois Meyer sobre educación, el lingüista Noam Chomsky explica cómo en el país de las barras y las estrellas se han impulsado una política educativa que consiste en someterse a exámenes, que no tiene nada que ver con la enseñanza. La educación, dice el profesor de MIT, no consiste en pasar exámenes. Se trata de generar o facilitar la capacidad de pensar, de crear, de explorar, de ser creativo. Pero eso no sucede allí. Por el contrario, se entrena a los niños para que pasen un examen que se les va a aplicar en cierto momento. Y cuando a uno lo entrenan para eso puede pasar la prueba y olvidarlo todo al tercer día. Eso -dice Chomsky- no es educación. Es disciplina. Es ser entrenado para la disciplina, el control y la obediencia. La educación es todo lo contrario a ello. Consiste en ofrecer oportunidades para crear, para preguntar, para explorar, para hacer lo que a uno le parece interesante.
El fetiche de la calidad educativa
La principal razón que los promotores de la reforma esgrimieron para justificarla es el de la calidad. Aseguran -sin preocuparse en demostrarlo- que es una respuesta a los 35