Reflexiones / Enero, 2015 21
INVITADO
Ciudad
"EN REALIDAD ESTE PAÍS NO HA CAMBIADO NADA...
EL PRI NUNCA SE FUE"
John M. Ackerman
"Pedro Canché y John Ackerman dialogan sobre la consolidación autoritaria en México" (Entrevista in extenso, 7 de enero, 2016)
"España y México: ¿Podemos?"
En las elecciones del domingo 20 de diciembre en España al presidente Mariano Rajoy le fue tan mal como a Enrique Peña Nieto en los comicios del pasado 7 de junio en México. En ambos casos el partido en el poder, el Popular (PP) de Rajoy y el Revolucionario Institucional (PRI) de Peña Nieto, recibió únicamente 29% del respaldo popular. Los españoles y los mexicanos también castigaron duramente a los tradicionales partidos de oposición. Tanto el PSOE en España como el PAN y el PRD en México sufrieron graves reveses electorales en 2015. De manera simultánea, de ambos lados del Atlántico emergieron nuevas opciones políticas: Podemos y Morena a la izquierda, y Ciudadanos y los candidatos “independientes” a la derecha.
En España, el PP de Rajoy lame hoy sus heridas, transforma su discurso y lucha desesperadamente para armar una coalición parlamentaria que le permita mantenerse en el poder. Los medios y la población españoles comentan sobre la llegada de una nueva época en la política nacional en que los partidos tradicionales tendrán que compartir espacio y ceder el liderazgo nacional a los esfuerzos políticos emergentes.
En contraste, en México al parecer todo sigue igual. Peña Nieto se mantiene tan cínico como siempre, reprimiendo maestros, vendiendo el país, protegiendo corruptos y aprobando leyes regresivas. La militarización de la reforma educativa, las recientes licitaciones petroleras a una serie de empresas patito de nueva creación, el fracaso de la acusación penal en contra de Arturo Escobar, los nulos avances en el caso Ayotzinapa y el Constituyente amañado para el Distrito Federal, son, todos, signos de que poco o nada ha cambiado en nuestro país.
Pero las apariencias con frecuencia engañan. Los desenlaces políticos diferentes frente a resultados electorales similares son sólo efectos temporales de los diseños institucionales en los dos países...
España tiene un sistema parlamentario en que el jefe del gobierno surge del Parlamento y solamente puede mantenerse en el poder si alcanza mayoría en ese órgano legislativo. En este tipo de sistemas las crisis de legitimidad por lo común encuentran más rápidamente un cauce institucional, ya que la autoridad central depende del respaldo de la población expresado en constantes elecciones parlamentarias. Si México contara con un sistema de tal naturaleza, Peña Nieto sin duda hubiera tenido que hacer maletas desde hace mucho tiempo.
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