Reflexiones...para un mundo plural. Reflexiones Volumen 2, número 18 Octubre 2015 | Page 7

La pesquisa de Carmen Aristegui que ganó el premio García Márquez La mexicana cuenta la trasescena sobre la vivienda del presidente de su país.

Una mañana de mayo de 2013, el periodista Rafael Cabrera estaba en la fila del supermercado hojeando revistas y descubrió en la portada de una de ellas a la primera dama de México, Angélica Rivera, posando en una casa blanca, de dimensiones y lujos faraónicos, a la que, decía, se mudará cuando termine el mandato de su esposo, Enrique Peña Nieto. La curiosidad natural de un buen reportero lo llevó a hacerse la pregunta que cambió su vida: ¿esa casa la habrá reportado el presidente de México en su declaración de patrimonio?

Cabrera trabajaba con la famosa periodista Carmen Aristegui, que desde su programa en la cadena CNN en español ha recorrido todo el continente, y esta semana se convirtió en protagonista central del Festival del premio Gabriel García Márquez, en Medellín, en donde ha concedido el doble de entrevistas de las que ha podido realizar.

Tanto Cabrera como Aristegui, junto a Sebastián Barragán y el grupo coordinado por Daniel Lizárraga, se interesaron en el tema de la casa blanca, para comentarlo en su programa radial Primera Emisión, de la cadena MVS, en donde salían al aire todos los días, de 6 a 10 de la mañana. Y la historia de su investigación es digna de un guion de cine.

“A raíz de ese primer momento de curiosidad periodística –dice Aristegui, en la sala de prensa del centro Plaza Mayor, en Medellín–, nos encontramos con que el dueño legal de esa propiedad no es ni Peña Nieto ni su esposa, no hay un fideicomiso de los hijos, ni nada que explique por qué ocupan esa residencia. Lo que hay es un registro público de la propiedad que dice que el dueño de la casa blanca es el propietario de una inmobiliaria. Y cuando jalamos la hebra, nos damos cuenta de que ese empresario, Juan Armando Hinojosa Cantú, es un contratista del gobierno de Peña Nieto. Tanto cuando era gobernador del estado de México como ahora que es presidente del país. Y entonces se ve fatal que un presidente ocupe una casa que está a nombre de su contratista cada vez más próspero”.

No, señor Peña Nieto no estamos del mismo lado por una sencilla razón: nosotros no nos estamos ocultando ni somos un Presidente que nos debe explicaciones. Nosotros queremos conocer la verdad y al mismo tiempo buscamos justicia para un país que no da visos de salir de la espiral de violencia en que se ha visto sumergido los últimos años. Y estamos pagando por eso. Por ella, por la verdad, y por ellos, marcharemos mañana (26 de septiembre). Están todos invitados. Ubique su ruta.

A medida que lograban más datos y testimonios, el tema iba creciendo. El reportaje tuvo diez o quince versiones, y requirió dieciocho meses de trabajo. Además de ciertos golpes del destino, que recuerda Aristegui: “El empresario dueño de la casa fue el ganador, junto con una empresa china, de uno de los contratos más grandes de México en los últimos años, el de un tren de alta velocidad, entre México y Querétaro. ¿Cómo demonios explica el presidente de México que está en posesión de una casa de un señor que, a su vez, acaba de ganar un contrato de esas dimensiones, más los que ya había ganado en otro momento, y a quien le acaban de asignar, ni siquiera por contrato de licitación, el nuevo hangar para el nuevo avión presidencial, y otros negocios?”

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Foto: David Sánchez / EL TIEMPO