Hay necesidad de asumir la formación con honestidad y recta intención decía que tenemos que estar claros que es la gracia de Dios que hace posible este camino de santificación personal, pero que esa gracia tiene que encontrar nuestra humanidad bien dispuesta para que no sea nuestra vida un saco roto, que debemos recibirla con gratitud, como don y asumirla con responsabilidad.
Pensaba en un agricultor que siembra la semilla. El prepara la tierra, pone la semilla en su lugar, la riega, la cuida, la alimenta hasta tener el fruto. Pero quien pone el germen de vida y la hace crecer es Dios.
Pues nosotros somos como agricultores que debemos recibir esa gracia como el agricultor recibe la semilla,La semilla puede caer sola y por la misericordia de Dios crecer pero sin duda que una tierra preparada, bien dispuesta, cuidada con paciencia y perseverancia ofrece las condiciones optimas para la semilla. nuestra respuesta no es solo a Dios y a la Iglesia sino que la coherencia, la entereza, el hacer un esfuerzo consciente por optar con todos nuestros sentidos por esto nos ayudará a vivir plenamente. De lo contrario estaremos moviendonos en dos aguas sin experimentar nunca la plenitud, insatisfechos siempre
Una vida casta, pobre y obediente
“Estar bajo la lluvia con la cara alzada trae una sensación de libertad muy grande”