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Miércoles de Ceniza

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Mañana participaremos de una de las celebraciones más concurridas de todo el año, la Misa del Miércoles de Cenizas con la que inicia el tiempo litúrgico de la Cuaresma, tiempo de conversión. Durante mucho tiempo un gran número de católicos han asistido a imponerse la cenizas sin saber qué significa en realidad. Hay quienes piensan que las cenizas tiene un poder, son milagrosas o devuelven la salud; cuando en realidad la cenizas nos recuerdan que los seres humanos no somos perfectos ni todopoderosos, que nuestra vida en este mundo se acaba, que “somos polvo y al polvo volveremos” (Cf Gén 3,19).

Tener presente esta verdad nos hace mirar a Dios y preguntarnos ¿cómo estamos viviendo nuestra vida? ¿vivimos sabiendo que algún día nos presentaremos ante Dios o se nos ha olvidado ya? Cuando nos hacemos estas preguntas seriamente nos damos cuenta de que hay muchas cosas en nuestra vida que debemos cambiar, debemos convertirnos para poder estar con Dios y ser personas plenamente felices. Es por eso que La Iglesia nos ofrece el tiempo de Cuaresma, un tiempo de Gracia y Bendición en el que el Señor acompaña al que quiere cambiar su vida para ser mejor, lo conduce con su Palabra y su Espíritu, le ofrece ejercicios para crecer como cristianos como lo son: la oración, el ayuno, y el compartir. Este camino de conversión inicia el Miércoles de Ceniza cuando, dispuesto a dejar que Dios transforme nuestra vida, pasamos a recibir la ceniza y a escuchar la invitación que nuestro Padre del Cielo nos hace por medio del Sacerdote “Conviértete y cree en el Evangelio”(Cf Mc1,15)