La creencia pitagórica en la transmigración de las almas
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La doctrina de la transmigración o reencarnación ha sido entendida, a
menudo, de un modo muy confuso; no dejará, por ello, de ser provechoso ceñirnos provisionalmente a una definición: "reencarnación1 es el paso del alma de un cuerpo a otro, usualmente de la misma especie, entre razas superiores y a menudo con implicaciones éticas, siendo determinado el destino del alma en la tierra por su comportamiento en una vida anterior". Esta definición no dudamos que pueda ser criticada, pues, para algunos autores, Pitágoras por ejemplo, el alma no pasa sólo de unos cuerpos a otros entre razas superiores, sino que lo hace entre todos los seres vivos, como reza su doctrina del "Parentesco de todos los seres vivos o
Simpatía Universal"; sin embargo, nos puede servir de punto de referencia.
Varias son las palabras que nombran esta doctrina, ya que la denotan inequívocos posibles. Sin embargo, y según algunos análisis, existen diferencias notables. No debemos olvidar que los griegos utilizaron el término palingenesia para designar dicha doctrina. En nuestro trabajo utilizaremos indistintamente todos los nombres antes mencionados.
Entre los testimonios directos que poseemos respecto de la existencia de la doctrina en Grecia se encuentra el de Heródoto
"Los egipcios son los primeros en sostener la doctrina de que el alma del hombre es inmortal y que, cuando el cuerpo perece, se introduce en otro animal que está naciendo entonces, después de recorrer todos los animales de tierra firme, los del i1Ulr y los volátiles se introduce de nuevo en el cuerpo de un hombre en nacimiento y su ciclo se completa en un período de tres mil años. Hay griegos que adoptaron esta doctrina, unos antes y otros más tarde, como si fuera de su propia invención, · aunque conozco sus nombres, no los escribo".
Este texto nos plantea el problema de saber a quiénes no quiere nombrar
Heródoto. Stein sugirió que se trataba de Empédocles, del que sabemos con certeza que defendió y desarrolló la doctrina de la transmigración. Sin embargo, parece más plausible suponer que habría personas en Grecia, o más concretamente en Atenas, a las que Heródoto prefería no nombra.
La reencarnación en distintos individuos.
La doctrina de la transmigración o reencarnación ha sido entendida, a
menudo, de un modo muy confuso; no dejará, por ello, de ser provechoso ceñirnos provisionalmente a una definición: "reencarnación1 es el paso del alma de un cuerpo a otro, usualmente de la misma especie, entre razas superiores y a menudo con implicaciones éticas, siendo determinado el destino del alma en la tierra por su comportamiento en una vida anterior". Esta definición no dudamos que pueda ser criticada, pues, para algunos autores, Pitágoras por ejemplo, el alma no pasa sólo de unos cuerpos a otros entre razas superiores, sino que lo hace entre todos los seres vivos, como reza su doctrina del "Parentesco de todos los seres vivos o Simpatía Universal".
Varias son las palabras que nombran esta doctrina, ya que la denotan inequívocos posibles.
Entre los testimonios directos que poseemos respecto de la existencia de la doctrina en Grecia se encuentra el de Heródoto "Los egipcios son los primeros en sostener la doctrina de que el alma del hombre es inmortal y que, cuando el cuerpo perece, se introduce en otro animal que está naciendo entonces, después de recorrer todos los animales de tierra firme, los del mar y los volátiles se introduce de nuevo en el cuerpo de un hombre en nacimiento y su ciclo se completa en un período de tres mil años.
Una explicación satisfactoria que dé cuenta del hecho de la existencia de una doctrina semejante en regiones tan distantes como la India y Grecia, podría ser la de suponer que ambas culturas mantuvieron la misma creencia, merced a desarrollos independientes aunque paralelos, a partir de un fondo común de ideas primitivas Esta hipótesis fue la de Bumef: la doctrina en cuestión habría surgido a partir de elaboraciones de la creencia en el parentesco de los hombres y animales.
Sin embargo, ¿por qué una creencia tan difundida como es la del parentesco universal de los seres dio origen a la doctrina de la transmigración en Grecia y la India, y no en la mayoría de las culturas que formaban el mundo? Además, el desarrollo desde la creencia primitiva hasta la doctrina que nos ocupa implicaría un proceso de elaboración tan complicado que merecería más el nombre de creación que el de desarrollo, como muy acertadamente considera La Croce.
Acosta Gutiérrez Itzel Guadalupe
#ALMASRENCARNADAS