REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 83

sociedad ya ha sido establecida. Realmente esta canción ya no tiene objeto. Aunque estaban asustados, algunos de los animales hubieran protestado, pero en aquel momento las ovejas comenzaron su acostumbrado balido de «Cuatro patas sí, dos pies no», que duró varios minutos y puso fin a la discusión. Y de esta forma no se escuchó más «Bestias de Inglaterra». En su lugar Mínimus, el poeta, había compuesto otra canción que comenzaba así: Granja Animal, Granja Animal, ¡Nunca por mí tendrás ningún mal! Y esto se cantó todos los domingos por la mañana después de izarse la bandera. Pero, por algún motivo, a los animales les pareció que ni la letra ni la música estaban a la altura de «Bes- tias de Inglaterra». VIII Días después, cuando ya había desaparecido el terror produ- cido por las ejecuciones, algunos animales recordaron —o cre- yeron recordar— que el sexto mandamiento decretaba: «Ningún animal matará a otro animal». Y aunque nadie quiso mencionar- lo al oído de los cerdos o de los perros, se tenía la sensación de que las matanzas que habían tenido lugar no concordaban con aquello. Clover pidió a Benjamín que le leyera el sexto manda- miento, y cuando Benjamín, como de costumbre, dijo que se ne- gaba a entrometerse en esos asuntos, se fue en busca de Muriel. Muriel le leyó el Mandamiento. Decía así: «Ningún animal ma- 83