REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 84
tará a otro animal sin motivo». Por una razón u otra, las dos
últimas palabras se les habían ido de la memoria a los animales.
Pero comprobaron que el Mandamiento no fue violado; porque,
evidentemente, hubo motivo sobrado para matar a los traidores
que se coaligaron con Snowball.
Durante este año los animales trabajaron aún más duramente
que el año anterior. Reconstruir el molino, con paredes dos ve-
ces más gruesas que antes, y concluirlo para una fecha determi-
nada, además del trabajo diario de la granja, era una tarea tre-
menda. A veces les parecía que trabajaban más y no comían me-
jor que en la época de Jones. Los domingos por la mañana
Squealer, sujetando un papel largo con una pata, les leía largas
listas de cifras, demostrando que la producción de toda clase de
víveres había aumentado en un 200 por ciento, 300 por ciento, o
500 por ciento, según el caso. Los animales no vieron motivo
para no creerle, especialmente porque no podían recordar con
claridad cómo eran las cosas antes de la Rebelión. Aun así, pre-
ferían a veces tener menos cifras y más comida.
Todas las órdenes eran emitidas por intermedio de Squealer
o cualquiera de los otros cerdos. A Napoleón no se le veía en
público, todo lo más, una vez por quincena. Cuando aparecía lo
hacía acompañado, no solamente por su comitiva de perros, sino
también por un gallo negro que marchaba delante y actuaba co-
mo una especie de heraldo, dejando oír un sonoro cacareo antes
de que hablara Napoleón. Hasta en la casa, se decía, Napoleón
ocupaba aposentos separados de los demás. Comía solo, con dos
perros para servirlo, y siempre utilizaba la vajilla que había es-
tado en la vitrina de cristal de la sala. También se anunció que la
escopeta sería disparada todos los años en el cumpleaños de Na-
poleón, igual que en los otros dos aniversarios.
Napoleón no era ya mencionado simplemente como «Napo-
león». Se le nombraba siempre en forma ceremoniosa como
«nuestro Líder, camarada Napoleón», y a los cerdos les gustaba
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