REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 71
—Camaradas —dijo con voz tranquila—, ¿sabéis quién es
el responsable de todo esto? ¿Sabéis quién es el enemigo que
ha venido durante la noche y tirado abajo nuestro molino?
¡Snowball! —rugió repentinamente con voz de trueno—.
¡Snowball ha hecho esto! Por pura maldad, creyendo que iba a
arruinar nuestros planes y vengarse por su ignominiosa expul-
sión, ese traidor se arrastró hasta aquí al amparo de la os-
curidad y destruyó nuestro trabajo de casi un año. Camaradas,
en este momento y lugar, yo sentencio a muerte a Snowball.
Recompensaré y nombraré «Héroe Animal de Segundo Grado»
y gratificaré con medio bushel de manzanas, al animal que lo
traiga muerto. Todo un bushel, al que lo capture vivo.
Los animales quedaron horrorizados al enterarse de que
Snowball pudiera ser culpable de tamaña acción. Hubo un grito
de indignación y todos comenzaron a idear la manera de atrapar
a Snowball, si alguna vez lo encontraban. Casi inmediatamente
se descubrieron las pisadas de un puerco en la hierba, a poca dis-
tancia de la loma. Las huellas pudieron seguirse algunos metros,
pero parecían llevar hacia un agujero en el seto. Napoleón las
olió bien y declaró que eran de Snowball. Opinó que Snowball
probablemente había llegado procedente de la «Granja Foxwo-
od».
—¡No hay tiempo que perder, camaradas! —gritó Napoleón
una vez examinadas las huellas—. Hay mucho trabajo que reali-
zar. Esta misma mañana comenzaremos a rehacer el molino y lo
reconstruiremos durante todo el invierno, haga lluvia o buen
tiempo. Le enseñaremos a ese miserable traidor que él no puede
deshacer nuestro trabajo tan fácilmente. Recordad, camaradas;
no debe haber ninguna alteración en nuestros planes, que serán
llevados a cabo sea como sea. ¡Adelante, camaradas! ¡Viva el
molino de viento! ¡Viva «Granja Animal»!
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