REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 72
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Se presentó un invierno crudo. El tiempo tormentoso fue se-
guido de granizo y nieve y luego por una fuerte helada que duró
hasta mediados de febrero. Los animales se las arreglaron como
pudieron para la reconstrucción del molino, pues bien sabían
que el mundo exterior los estaba vigilando y que los envidiosos
seres humanos se regocijarían y triunfarían sobre ellos, si no
terminaban la obra a tiempo.
Rencorosos, los humanos fingieron no creer que fue Snow-
ball quien había destruido el molino; afirmaron que se derrumbó
porque las paredes eran demasiado delgadas. Los animales sa-
bían que eso no era cierto. A pesar de ello, decidieron construir
las paredes de un metro de espesor en lugar de medio metro co-
mo antes, lo que implicaba reunir una cantidad mucho mayor de
piedras. Durante largo tiempo la cantera estuvo totalmente cu-
bierta por una capa de nieve y no se pudo hacer nada. Se pro-
gresó algo durante el período seco y frío que vino después, pero
era una labor cruel y los animales no se sentían optimistas como
la vez anterior. Siempre tenían frío y en muchas ocasiones,
hambre. Únicamente Boxer y Clover jamás perdieron el ánimo.
Squealer pronunció discursos magníficos referentes al orgullo
del servicio prestado y la dignidad del trabajo, pero los otros
animales encontraron más inspiración en la fuerza de Boxer y en
su infalible grito: «¡Trabajaré más!».
En enero escaseó la comida. La ración de maíz fue reducida
drásticamente y se anunció que, en compensación, se iba a otor-
gar una ración suplementaria de patatas. Pero luego se descubrió
que la mayor parte de la cosecha de patatas se heló por no haber
sido protegida suficientemente. Los tubérculos se habían ablan-
dado y descolorido, y muy pocos eran comestibles. Durante días
enteros los animales no tenían con que alimentarse, excepto paja
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