REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 56
cado para un molino de viento, con el cual se podía hacer fun-
cionar una dinamo y suministrar electricidad para la granja.
Ésta daría luz para las cuadras de los animales y las calentaría
en invierno, y también haría funcionar una sierra circular, una
desgranadora, una cortadora, una ordeñadora eléctrica, etc. Los
animales nunca habían oído hablar de esas cosas (porque la
granja era anticuada y contaba con la maquinaria más primiti-
va), y escuchaban asombrados a Snowball mientras éste les
describía cuadros de maquinarias fantásticas que trabajarían
por ellos, mientras pastaban tranquilamente en los campos o
perfeccionaban sus mentes mediante la lectura y la conversa-
ción.
En pocas semanas los planos de Snowball para el molino de
viento estaban completados. Los detalles técnicos provenían
principalmente de tres libros que habían pertenecido al señor
Jones: «Mil cosas útiles que realizar en la casa», «Cada hom-
bre puede ser su albañil» y «Electricidad para principiantes».
Como estudio, utilizó Snowball un cobertizo que en un tiempo
se había usado para incubadoras y tenía un suelo liso de made-
ra, apropiado para dibujar. Se encerraba en él durante horas
enteras. Mantenía sus libros abiertos gracias a una piedra y,
empuñando un pedazo de tiza, se movía rápidamente de un la-
do a otro, dibujando línea tras línea y profiriendo pequeños
chillidos de entusiasmo. Gradualmente sus planos se transfor-
maron en una masa complicada de manivelas y engranajes que
cubrían más de la mitad del suelo, y que los demás animales
encontraron completamente indescifrable, pero muy impresio-
nante. Todos iban a mirar los planos de Snowball por lo menos
una vez al día. Hasta las gallinas y los patos lo hicieron y tuvie-
ron sumo cuidado de no pisar los trazos hechos con tiza. Única-
mente Napoleón se mantenía a distancia. Él se había declarado
en contra del molino de viento desde el principio. Un día, sin
embargo, llegó en forma inesperada con el propósito de exami-
nar los planos. Caminó pesadamente por allí, observó con cui-
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