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Decía Bernestein que “la música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido”. Quizás por esto, la mayor parte de las canciones que escuchamos a cualquier hora del día, son canciones de amor, el más desconocido y difícil de definir de todos los sentimientos. Pero, ¿qué clase de amor es el que nos venden las canciones que escuchamos?

La música crea significados en el llamado inconsciente colectivo. “A la música y al amor no le ponemos filtros, así que la información que nos llega por ese medio la damos por buena sin más. Encima, la música, hoy en día, está en todas partes y no podemos escapar a ella. En tiendas, bares, radio, televisión, en eventos deportivos o incluso en el coche que para a nuestro lado en un semáforo con la música a todo volumen, no podemos huir de ella”, añade Laura Viñuela.

“En esta etapa de la vida es importantísima la educación emocional y, puesto que es escasa en los ámbitos de educación reglada, la música va a ser un referente en este sentido. Si lo que te dicen las canciones es que el amor solo es de una manera (“verdadero”, es decir, total, exclusivo, pasional, predestinado, inevitable, que no necesita palabras porque con una mirada nos entendemos y todo eso), ese marco es donde vas a intentar encajar tu experiencia”, expresa Laura Viñuela.

EL AMOR QUE NOS

VENDEN LAS CANCIONES

Laura Viñuela, española experta en música y feminismo y autora del análisis Musicología feminista y música popular: dos nuevos retos para la musicología, habla al respecto.

Ilustración: Pam López