QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 39

misma se diera cuenta del desastre. La dejó en el cesto de la ropa sucia, pero arriba de todo, con el roto por delante. Faltaban quince minutos para la hora de la comida. Y entonces oyó el ruido de la puerta al abrirse. Luego una voz. —¡Hola! Su padre. Salió a recibirle. Cuando era pequeño corría por el pasillo y se echaba en sus brazos. Ahora era mayor, y con las broncas de los suspensos… Mejor la cautela. —Hola, papá. —Hola, Felipe, ¿qué hay? —Mamá no está. Pensaba que su padre se mostraría extrañado, o incluso enfadado, aunque por la cuenta que le tocaba no era nada machista. Pero no. —Ah, sí, ya lo sé —dijo—. Me ha llamado. ¿Pedimos unas pizzas? Felipe abrió unos ojos como platos.