QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 24
señora Elvira, la del tercero, que le tenía fobia al
ascensor y subía y bajaba a pie, y atravesó el vestíbulo
pisando justo por encima de donde el conserje, el señor
Federico, acababa de fregar. Ni los gritos de la señora
Elvira, literalmente aplastada contra la pared como una
cornucopia, ni los del señor Federico, blandiendo su
fregona como una espada, lograron detenerle.
¿Qué culpa tenía él de que la señora Elvira subiera
y bajara a pie a sus años, y de que al señor Federico le
diera por ponerse a fregar el vestíbulo a esa hora?
¿Qué querían? ¿Que volara?
Desde luego, el mundo estaba majara.
Cuando Ángel le vio llegar se quedó muy tieso.
—¿Qué es eso? —señaló su camiseta.
En casa no le habían quedado más que dos
opciones. Ponerse una camiseta cualquiera o sacar la
sucia, a pesar de las manchas, el olor y todo lo demás.
Había escogido la segunda.
Total, volvería a ensuciarla.
—¿Qué va a ser? Mi camiseta.
—Huele a un kilómetro.
—Porque eres un narizotas. Si tuvieras una nariz