QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 23

a prueba final de que algo estaba sucediendo llegó al irse de casa. Por lo general, había que discutir, pactar, prometer volver a la hora, jurar portarse bien, no meterse en líos, cruzar la calle por el semáforo y un largo etcétera. Con los dos cates de mochila, el peligro eran los castigos, que no le dejaran salir, una venganza típicamente adulta. Por más que luego dijeran que se pasaba el día en su cuarto jugando con la consola y estaba blanco porque no le tocaba el aire ni hacía vida sana y que se iba a poner enfermo en invierno. —¡Me voy! —anunció desde la puerta. Silencio. —¡Mamá, me voy! —gritó aún más. Y desde la terraza, en pleno esfuerzo gimnástico, ella le respondió con un simple y lacónico: —¡Bien! Ninguna prevención, adoctrinamiento, nada. Bueno, ya pensaría en ello después. Ahora… Echó a correr, cerró la puerta de golpe, saltó los escalones de tres en tres, evitó llevarse por delante a la L