No sé si el alejarme me enloquece
y por eso habré venido por un último adiós;
yo no quiero con ello entristecerte
pues sé que es un martirio para los dos
He venido a decirte únicamente
que aunque viva muy lejos jamás te olvidaré.
Que tu imagen se ha grabado en mi mente y que a cual hostia santa te adoraré…
Tú! la de los ojazos negros
la de boca tan bonita, la de tan chiquito pie,
Tú! la que eres tan orgullosa
por saber que eres hermosa no me dejes de querer…
(Pagué la cuenta y no tengo guitarra)
León, Guanajuato 2003
¿que canción te sabes de María Grever?, le toco la que le guste…respondió ufano y empezó la noche con Así, una clásica canción que aún recuerdo, porque de chico en casa, sobre todo los fines de semana, mi madre cantaba, fue como una canción de cuna la cual no supe como la aprendí, sin embargo el éxtasis pleno fue cuando le dije, Chato seguro estoy que esta que te voy a pedir, no te la sabes, creo que nunca la habrás escuchado, a lo que respondió, mire Señor si es de María Grever y no la sé, le voy a regalar lo más preciado que tengo, mi fuente de trabajo… mi Guitarra, pero si me la sé usté me va invitar unos tragos. Habiendo hecho la apuesta, mi mente paró en aquella canción que la primera vez que escuche, hizo volar mi imaginación, era como un canto de ruiseñor herido, plasmado del sentimiento convertido en lagrima, que etérea, se lleva el sentir a lo más recóndito del corazón.