Psicología, Deporte y Actividad Física. Investigaciones Aplicadas | Page 407

interpersonal y su capacidad de responsabilizarse de sus actos; instaura hábitos vocacionales, creándoles una perspectiva de futuro y mejorando su disposición hacia el trabajo; posibilita fines recreativos, al poder integrar estas actividades dentro de sus hábitos de vida, y personales, al potenciar su autonomía y autosuficiencia. El marco general en el que se mueven todos los programas de intervención, puede resumirse en cinco aspectos fundamentales: 1. El desarrollo de la capacidad de empatía en los jóvenes. La percepción y el compromiso moral están íntimamente relacionados con la capacidad de empatía, es decir, la capacidad de percibir los intereses, deseos, necesidades y vulnerabilidades de los demás. En diferentes estudios se ha puesto de manifiesto que las personas que cometen actos delictivos tienen una menor capacidad de empatía que las personas que no lo hacen y aunque el término de “jóvenes en riesgo” no tiene por qué guardar una connotación obligatoria de predisposición a la delincuencia juvenil, es verdad que en la mayoría de los casos guarda una estrecha relación. Desde la práctica se puede abordar este aspecto a través del desarrollo de habilidades de relación interpersonal que mejoren su competencia social. Es lo que actualmente se denomina potenciar la “Inteligencia Emocional”, como la toma de conciencia de uno mismo para identificar, expresar y controlar sus sentimientos, la habilidad para manejar situaciones de tensión y ansiedad, la habilidad de controlar los impulsos. Muchos estudios confirman que jóvenes que han vivido en condiciones adversas como pobreza, padres violentos, etc., han superado sus efectos cuando disponían de recursos emocionales como sociabilidad, autoestima, optimismo. Aunque esta inteligencia emocional según Goleman (2003, págs. 395-396) no pueda sustituir factores como el haber nacido en una familia desestructurada o violenta o haber crecido en un barrio donde hay una gran delincuencia y pobreza “las habilidades emocionales desempeñan un papel más decisivo que los factores económicos y familiares a la hora de determinar si un niño o un adolescente concreto llegará a arruinar su vida por estas dificultades o si, por el contrario, podría sobreponerse a ellas”. También es importante el trabajo con actividades de carácter cooperativo donde los alumnos tengan que coordinar sus esfuerzos para alcanzar una meta común (aprendizaje cooperativo). 2. Potenciar la madurez en el razonamiento moral. Las investigaciones también confirman la existencia de un retraso en el razonamiento moral de los jóvenes delincuentes. Es evidente que la falta de madurez de razonamiento moral contribuye, dentro de una multitud de factores, al desarrollo de patrones de conducta antisocial. La utilización de debates y reflexiones tanto a nivel individual como en grupo con estos jóvenes y el promover un ambiente de seguridad física y psicológica, libre de abusos y violencia en el grupo, son claves para potenciar su desarrollo moral. 399