Psicología, Deporte y Actividad Física. Investigaciones Aplicadas | Page 406
peor es que además guardan la terrible creencia de que han sido abandonados por la
sociedad.
Si se analizan los problemas que afectan a la juventud actual en general, esta definición
abarcaría a un importante segmento de la población adolescente y no sólo a una minoría
de jóvenes de los barrios marginales y deprimidos de la ciudad. Las conductas de riesgo
pueden generalizarse a toda la población.
Como consecuencia del incremento actual en el número de jóvenes desfavorecidos
dentro de las grandes ciudades y de los múltiples problemas sociales asociados a ello,
están surgiendo desde los últimos 20 años en todo el mundo numerosos programas de
intervención donde a partir de la actividad física y el deporte se intenta ayudar a estos
jóvenes.
Dentro de las investigaciones realizadas, Martinek y Hellison (1998) destacan que el
país que mayor número de aportaciones ofrece en este ámbito es Estados Unidos. Un
estudio confirmó que el índice de marginación nacional en este país viene a ser
alrededor de un 11% y que en algunas zonas dicho índice aumenta considerablemente.
Tal es el ejemplo del sudeste de Greensboro en Carolina del Norte donde hay un
alarmante incremento del 40%.
La sociedad actual demanda de la actividad física y el deporte (como uno de los factores
más significativos asociados a la salud), su contribución a la resolución de problemas
como la integración en grupos marginales, la prevención y rehabilitación de
drogodependencias, la prevención de conductas delictivas, violentas… (Hellison, 1995).
Pero en general la población cree q ue las intervenciones a través de la actividad física y
el deporte tienen exclusivamente como objetivo la mejora de la salud, la condición
física y la creación de hábitos de vida saludables en cuanto a ocupación positiva del
tiempo libre…; sin embargo no encuentran una relación con que puedan ayudar en la
prevención de conductas antisociales.
La actividad física y deportiva correctamente planificada, según Danish y Hellen (1997)
con una metodología específica y siguiendo la idea de “educación” física centrada en la
promoción de valores puede contribuir a la prevención de conductas antisociales y a la
mejora de la calidad de vida y del bienestar personal y social de estas poblaciones,
generando una alternativa positiva en sus vidas.
Una actividad física y deportiva correctamente planificada y centrada en la educación en
valores ayuda a mejorar la calidad de vida y el bienestar personal y social de estos
jóvenes, proporcionándoles beneficios no sólo de tipo físico, como la mejora de su
condición física muchas veces deteriorada por sus hábitos de alcohol, tabaco o drogas.
También según Martinek y Hellison (1998) proporciona beneficios psicológicos,
disminuyendo su estrés y ansiedad y potenciando su autoestima y autocontrol
emocional; produce beneficios sociales, desarrollando su habilidad de relación
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