Psicología, Deporte y Actividad Física. Investigaciones Aplicadas | Page 33
Hace unos años nos preparamos para ganar en una de las modalidades del lanzamiento.
Reflexionamos sobre las condiciones de una competencia deportiva junto al entrenador
principal y el deportista como desestabilizar el rendimiento de los adversarios. Estaba claro en
primer lugar que la comunicación entre el entrenador y el lanzador era bastante limitada
durante la competencia de manera que una vez comenzado el evento el factor sorpresa podía
afectar profundamente el estado de ánimo del adversario y aun cuando el entrenador pudiera
incidir sobre el lanzador esto resultaría bastante difícil por la distancia entre uno y otro,
además que lo imprevisto también llegaría a impactar sobre el propio entrenador.
Nuestro deportista no era dentro de los pronósticos el ganador de la medalla de oro, de
acuerdo a sus resultados en el ranking debía quedar en segundo lugar. El contrario y todo su
equipo de trabajo, entrenador y demás especialistas habían estudiado a nuestro lanzador.
Conocían que su mejor lanzamiento ocurría siempre en su cuarto intento.
Para nuestro lanzador por razones de su organismo y su psiquis el momento de óptimo
rendimiento estaba allí en su cuarto lanzamiento, un poco más que la mitad de la competencia.
Fue entonces cuando surgió un momento de “iluminación”. ¿Qué pasaría si se producía ese
resultado no en el cuarto lanzamiento sino en el segundo intento? ¿Pensará el enemigo que el
cuarto ya era invencible nuestro lanzador? ¿Podrá esto doblegar su disposición a continuar en
la competencia realizando su máximo esfuerzo? y ¿Lo llevaría a bloquearse psicológicamente?
Para lograr que el segundo intento se convirtiera en el cuarto se orientó al deportista realizar
durante el proceso de calentamiento previo a la competencia dos lanzamientos al máximo de
su fuerza. Esta actividad prepararía su organismo para que el momento óptimo de lanzar fuera
el segundo intento.
Con ese convencimiento en la mente de todos salimos a la competencia llenos de esperanza de
que fuéramos a bloquear al favorito de la competencia para pasar la medalla de oro a nuestro
lanzador.
Todo quedo en sus manos y en su mente. Un hecho fundamental era la confianza en sí mismo,
en su entrenador y en todos los argumentos que llevaron al desarrollo de este plan táctico,
nunca antes empleado por nuestros lanzadores y difícilmente en ese momento fuera empleado
por otros, ya que una observación al proceso de calentamiento de un numero de competencias
incluyendo a esta ningún deportista realizo lanzamientos al máximo de su potencial como si
estuviera compitiendo desde el calentamiento.
Si, los resultados fueron los esperados. El equipo de Cuba obtuvo la medalla de Oro, el
favorito tomó la medalla de Plata y un tercer contrincante quien debió alcanzar la medalla de
bronce paso a cuarto lugar avanzando al equipo cubano a la medalla de bronce.
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