PROYECTO OVNIS LA REVISTA 1 Proyecto Ovnis - La Revista - Nº 1 | Page 57

El Creador envía fuego sobre los enemigos de  Eliseo; Jesús reprende a los discípulos que le piden que envíe fuego. El Creador envía los osos que devoran a 42 niños que se habían burlado de Eliseo; Cristo dice a sus discípulos «de- jad que los niños vengan a mí». El Creador sanó sólo un  leproso  por medio de Eliseo, cuando en Israel había muchos, y para ello necesitó que se lavara en agua siete veces; el Hijo del Dios Supremo sanó a diez, con su sola palabra, e inmediatamente; por otra parte, el que regresa glorificando a Dios no cumple la Ley. El profeta del Creador dice «que no oigan los que tienen oídos»; Cristo dice «el que tenga oídos, que oiga». La Ley dice «Maldito el que está colgado de un madero”; Cristo fue colgado en un madero. de las deidades inferiores que crearon esta existencia material y a los humanos. Entre los dioses de este mundo está El, (uno de los nombres del dios de los Hebreos), su ayudante Nebro, (rebelde) también llamado Yaldabaoth cuyo rostro está manchado de sangre; y otro llamado Sa- clas (tonto). En él, se dice que Saclas, el tonto, fue el que creo a los primeros humanos a “su imagen.” Y en cuanto a Sophia, también la hallaremos en relatos muchísimo más antiguos, como el descenso de Inanna del panteón de los sumerios, de hacen más de 4000 años AC, relato en el cual, Innanna (Sophia) al descender al abismo es despojada de sus atributos o dones espiritua- les, (de su luz en el caso de Sophia, y de sus Gemas en el caso de Innana), en cada puerta descendente, hasta lle- gar a nuestro mundo, en el cual es humillada y colgada de un gancho hasta morir por seres regentes de este abismo llamados Annunaki. Al igual que Sophia, Innana es resu- citada por dos enviados del verdadero Reino y regresa a su morada celestial seguida por un ejército de espectros que buscan alguien que ocupe su lugar en el abismo. También podemos cit ar a Marcion, que fue el causante del primer cisma de la Iglesia, que obviamente fue tacha- do de Hereje, por sus observaciones al Nuevo Dogma. Leamos sus “herejías”: El Dios del Nuevo Testamento es desconocido: «Nadie conoce al Padre, sino el Hijo”, mientras que el Dios del Antiguo Testamento es conocido por Adán y por los de- más impíos. Cristo conocía lo que hay en el corazón del Hombre; el Creador pregunta a Adán: ¿dónde estás? Cristo era bueno con los ciegos, que David había man- dado matar. Cristo da vista a los ciegos, mientras el Creador no cura la ceguera de Isaac. Moisés se impone como juez entre sus hermanos que pe- lean. Cuando a Jesús le piden que resuelva una disputa, él se niega. El Cristo judío vendrá sólo para Israel; el Cristo de Dios viene para todos los pueblos de la tierra. El Dios bueno es bueno ante todos; el Creador se preocu- pa sólo de los que le pertenecen. El Bueno salva a los que creen en Él, pero no castiga al resto; el Creador salva sus fieles y castiga al resto. La maldición es la característica de la Ley; la bendición caracteriza al Evangelio. En la Ley, el Creador ha dicho: «Yo hago al rico y al po- bre»; pero Cristo sólo llama bienaventurado al pobre. En la Ley se les da la fortuna a los ricos y la desgracia a los pobres; en el Evangelio es al revés. La ley manda amar al prójimo y odiar al enemigo; pero es necesario amar a los enemigos. El Creador ha establecido el sábado, que Cristo no ha observado. La Ley prohíbe tocar a una mujer con flujos de sangre; el Cristo de Dios no sólo la toca sino que la sana. Su rechazo al Dios del Antiguo Testamento suponía tam- bién un rechazo de su obra: la Creación; por lo que pre- dicaba que la materia y el cuerpo eran en esencia malos. Basándose en este principio doctrinal predicó que Jesús no se encarnó jamás, que su cuerpo fue sólo apariencia, por lo que negaba la encarnación del Verbo, así como la resurrección de los muertos. A pesar de negar la corpo- ralidad de Jesús, afirmaba que su sufrimiento y muerte fue- ron reales en cierta medida. hallan en el estado en el que se hallaba Adán antes de su prevaricación. 4.- Es falso, que ni por la muerte ni por la prevaricación de Adán, tenga que morir todo el género humano y que haya que resucitar por la resurrección de Jesucristo. 5.- El hombre puede fácilmente vivir sin pecado. 6.- La vida correcta de cualquier hombre libre, conduce al cielo del mismo modo que el Evangelio. 7.- Antes de la venida de Jesucristo hubo hombres impe- cables, es decir, que de hecho, no pecaron. ¿El Creador manchado de sangre? “Mis flechas se embriagarán de sangre, y mi espada se hartará de carne…” Deuteronomio 32:42 Un recuento literal en el antiguo testamento del número de niños, mujeres y varones muertos por El , Yahveh, Je- hovah, Yaldabaoth, Elohim, Eloah, Sabaoth, Adonai, Ne- broel, Saclas o cualquiera de los otros tantos seudónimos tras los que se oculta este dios perverso suman 2’287.086 (Dos millones doscientos ochenta y siete mil ochenta y seis) seres humanos, en el antiguo testamento. (Adjunta- mos un papelito con el detalle). En el recuento, no está incluido el pasaje en el que man- da a un par de osos, a destrozar a 42 niños que gritaron ¡calvo sube, calvo sube! a Eliseo, uno de sus elegidos, que -al parecer- su calvicie le pesaba tanto que los maldice por el “agravio”, condenándolos a una horripilante muer- te. 2 Reyes 2:23-24 Creo que con todo lo anterior, hemos probado que la idea “herética” de que el Creador, el dios tribal de los Hebreos, el del antiguo testamento, es satanás, no es de nuestra invención y que sí tiene fundamento histórico, tradición. Que hasta estas líneas, el lector se da cuenta que este Dios perverso con las manos manchadas de sangre no es Ese en el que toda la humanidad Cree, sino que es el dios Tribal de los Hebreos. Si ellos creen en él, será por sus propios motivos, mal que mal, él los ha crea- do, educado y cuidado a su manera. Les ha prometido enseñorearse de todos los demás pueblos, y todo en el mundo señala que lo está cumpliendo. Ellos saben que su Mesías no es nuestro Cristo, están esperando al que se sentara en el trono del mundo que su Padre, y su pueblo elegido está preparando para Él. El resto de las naciones serán su Ganado. Pero ese es otro tema, que abordare- mos luego. Asimismo la negación de la encarnación suponía para Marción que Jesús no era hijo de  José ni de María, para lo cual se basaba en Lucas 8, 21: “Mas Él respondió: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica”. Los israelitas salieron bien equipados de Egipto después de despojar a los egipcios de su oro por orden del Crea- dor. Cristo manda a predicar a sus discípulos «sin nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno» O la doctrina de Pelagio, en el Sinodo de Cartago del año 412, de la cual fueron recha- zadas siete proposiciones: El Creador legisla «ojo por ojo, y diente por diente»; el Hijo del Dios Supremo dice «si te pegan en una mejilla, presenta la otra». 1.- Adán, mortal por su crea- ción, hubiera muerto con pe- cado o sin él. La Ley declara que si uno toma un vestido ajeno, el cul- pable pagará el doble; Cristo declara «al que te quite el manto, no le niegues la túnica» 2.- El pecado de Adán le daño a él solo, no al linaje humano. 3.- Los niños recién nacidos se P ágina 57