Página 55
se mezcló en la arcilla de manera que ató al dios y al Hombre genéticamente « hasta el final de los días », de modo que la carne(« imagen ») y el alma(« semejanza ») de los dioses quedaría impresa sobre el Hombre en un parentesco de sangre que nunca se podrá romper”.
Extracto de El 12vo Planeta de Zecharia Sitchin.
Otro dato por demás importante, quizás más que todos; es que estos Seres descendidos desde el mundo del Espíritu, desde el Ain Sof de la Cábala Hebrea – el cual es también Origen del Creador-, se separaron y entraron en conflicto, y luego se desató una guerra, que es la Batalla Celeste de los mitos paganos. ¿ Cuál fue la causa? El destino del ser Humano. Unos, que se aliaron al Creador-el Demiurgo-, pretenden dejarlo sobre la tierra como postores de sentido y en perenne servidumbre, los otros, los que enamoraron de la raza humana, quieren llevarla consigo a las estrellas, a la eternidad, al Reino del que nuestros Espíritus fueron atrapados mediante el engaño.
Una de las calamidades resultantes de esa guerra celeste fue el diluvio, la otra es que el Demiurgo se hizo hombre, para impedir a los hombres hacerse Dioses.
El Aciago y Solitario Demiurgo
R eproduciremos un artículo publicado en la Red por un pastor cristiano, luego de este versículo de 1 Samuel 15:29 que dice:“ Además el que es la Gloria de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta”.
“ Permítame leer unos pocos de los muchos textos donde la Biblia habla que Dios se arrepintió.
El primero, se encuentra en Génesis 6:6-7 donde dice:“ Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho”
El segundo, se encuentra en Éxodo 32:14 donde dice:“ Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.”
El tercero, se encuentra en 1 Samuel 15:35 donde dice:“ Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.”
Estos son solo unos pocos ejemplos de textos en los cuales la Biblia habla de que Dios se arrepintió. Si damos por sentado que arrepentirse tiene que ver con reconocer algún error cometido, entonces vamos a llegar a conclusiones totalmente erradas, porque eso significaría que Dios está reconociendo que ha cometido algún error.
Pero, ¿ qué clase de Dios sería uno que comete errores y después los reconoce?
No sería Dios en absoluto. Debe haber entonces alguna explicación lógica y legítima para el arrepentimiento de Dios. La explicación viene por el lado del significado de la palabra Hebrea que se ha traducido como arrepentirse.
Es la palabra Hebrea“ Nacham” que en hebreo tiene su raíz en una palabra que significa suspirar o respirar profundamente.“ Nacham” significa por tanto, sentir pesar por algo, o entristecerse por algo.
En absolutamente todos los casos cuando la Biblia habla de que Dios se arrepintió, no se está dando a entender que Dios cometió un error y lo está reconociendo, sino que Dios está sintiendo pesar por algo que ha hecho el hombre, normalmente por el pecado del hombre. Dios sintió pesar por el hecho que el hombre se corrompió sobre la faz de la tierra y decidió raer de sobre la faz de la tierra a los hombres que había creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo.”
Nosotros decimos: Si arrepentirse no significa sentir pesar por algo que se ha hecho, que viene a ser lo mismo que suspirar profundamente o entristecerse por haber hecho algo; tendremos que crear un nuevo lenguaje, o atrevernos a reconocer que tenemos miedo, y que por ello, lo aceptamos.
El Cristianismo judaizado está lleno de este tipo de“ explicaciones”, que lo único que hacen es resaltar más aun los complejos y rabietas del dios tribal del antiguo testamento. Los antiguos no habrán tenido tecnología, pero eso no quiere decir que fueran estúpidos; es más, en cuanto a religión y filosofía, aun nos llevan la delantera. Y tampoco nosotros somos cretinos, lo que sucede es que tenemos miedo, miedo a un infierno ardiente por toda una eternidad a futuro, y en el presente; miedo a una vida llena de penurias, dolor y castigos“ divinos”. Miedos que se nos han sembrado en la conciencia durante dos mil años, desde el pulpito de las Iglesias, y en la mesa; desde la boca de nuestros padres.
Todos los que hemos averiguado algo sobre los orígenes del Judeocristianismo, sabemos que cuando la Iglesia Romana aún no se había instituido, existían muchos grupos de Cristianos que no eran judíos, sino gentiles, y muchos de ellos eran gnósticos seguidores de tradiciones antiquísimas, de oriente y occidente, que reconocían en la historia de Jesús, al Kristos pagano, y algunos permanecieron aun hasta el siglo XII, como los Cataros, que fueron asesinados por la Iglesia en una de sus“ santas cruzadas”.
También sabemos, que el credo, el dogma en general del mundo Cristiano actual, fue elaborado y puesto en acción a partir del año 313, con el Edicto de Milán que legaliza al Cristianismo y le concede derechos equivalentes a los de los Cultos paganos:
“ Habiendo advertido hace ya mucho tiempo que no debe ser cohibida la libertad de religión, sino que ha de permitirse al arbitrio y libertad de cada cual se ejercite en las cosas divinas conforme al parecer de su alma, hemos sancionado que, tanto todos los demás, cuanto los cristianos, conserven la fe y observancia de su secta y religión... que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elegir la observancia y religión cristiana. Antes bien sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenirle.”
( Copias de las constituciones imperiales de Constantino y Licinio, traducidas del latín al griego)
Pero el Cristianismo mordería luego la mano que se le tendió:
En el 323 en el Concilio de Nicea cerca de 300 obispos discuten los dogmas que serán instituidos en la Nueva Religión. En el 381, por obra del emperador Teodosio I, se declara al Cristianismo Religión Oficial del Estado y se prohíben los cultos paganos. En el 386, mediante un decreto imperial se ordena el cierre de todos los templos paganos. Y en el 392, por ley imperial,“ se considera y castiga el Culto Pagano como crimen de lesa majestad”, es decir: sancionado con la pena de muerte.
El emperador Constantino ordenó unir a todas las facciones religiosas bajo una deidad. Se recopilaron miles de manuscritos, que se convirtieron en unos pocos“ fidedignos” del Nuevo Testamento. La historia Real de Jesús, jamás la conoceremos. El Jesucristo del Nuevo Testamento es una mezcla de Navutan, Zeus, Krishna, Mitra, Orfeo, Apolo, Horus, Osiris, Jesús y otras deidades de la antigüedad. El Jesucristo del Nuevo Testamento es un sincretismo, edificado sobre la tradición judía preservada en el Antiguo Testamento, y sobre la tradición de la Natividad del Niño-Dios y la Virgen de los Pueblos Paganos de remota antiguedad.
Y tal como el Islamismo, la Fe Judeocristiana fue impuesta a nuestras conciencias a punta de masacres y miedo al averno; a Fuego y Espada. No por su veracidad teológica
Página 55