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Además de dejar claro que hasta la forma de envolver en hoja es un valor a proteger de nuestra cocina, Quessep después diría de la forma como interactuó en tarima con la cocinera tradicional, en la que resaltó el valor del conocimiento que traía Agamez, tiene que ver con su filosofía de vida, de dar un paso al costado para abrirle camino a las personas poseedoras del conocimiento tradicional (y también a los jóvenes en otros escenarios). Mientras esto ocurría, en la programación de los salones de conferencias, Óscar González, ‘el chef de las papas nativas’, presentaba lo que podía hacer con papas de vetas de colores diversos. Desde platos considerados de comida callejera hasta elaboraciones para ofertas a manteles o incluso innovaciones como un helado de papa. Más allá de la sorpresa de este helado o del cambio de la yuca por papa en la receta de un enyucado –convertido en un ‘enpapado’–, González resaltó el valor de mantener el nombre que el campesino le daba a cada variedad de papa, porque la tradición siempre tenía una razón de ser. Más adelante, en el escenario principal se dio la interacción entre tradición y juventud, encarnada en la presentación del cocinero Pincho Padilla y su hija, la chef Carmen Padilla. Padre e hija le dieron un carácter de alegre cocina familiar a la tarima. Decidieron mostrar cómo a través de las generaciones unos mismos ingredientes van produciendo diferentes platos. El cayeye (una receta de puré de plátano) como lo hacía la abuela de Pincho, el que hacía el chef en su restaurante y la receta que hace la hija ahora en su propio restaurante: “Es el mismo cayeye, pero con creación, con su locura”, describiría el padre la nueva receta en un tono coloquial que se ganó en muchos momentos el aplauso de la gente. Padre e hija, así como los cocineros Fabián Ramírez y Santos Reyes (hijo y madre), que también se presentaron en tarima al día siguiente, hicieron parte de la representación del Magdalena, departamento invitado de honor. En ambos casos quedó claro el mensaje de que la fortaleza de la cocina colombiana está en las raíces locales y familiares, más que en lo que viene del exterior. A mí me gustaría que me dijeran cocinero tradicional, o mejor aún, ‘cocinera tradicional’, porque la cocina colombiana es femenina Sabor Barranquilla: el tesoro culinario está en la cocina de mamá Vuelve Alimentarte, cada vez más comprometido con los sabores locales El 'Wine and Food' da luz sobre una nueva generación de chefs locales Otro cocinero que se ganó aplausos del público fue Carlos Gaviria Arbeláez, autor del laureado libro 'Técnicas profesionales de la cocina colombiana'. Gaviria presentó en la ciudad del Caribe una forma de trabajar el plátano al estilo del Pacífico y realzó que lo haría con utensilios de la cocina colombiana: una totuma, en lugar de un 'bowl'; una cuchara de palo, en lugar de las metálicas.