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El Aprendizaje Basado en Problemas
La resolución de problemas tiene un papel fundamental en cualquier nivel del sistema
educativo. La destreza para resolver problemas es uno de los objetivos más importantes de la
educación y es una de las tareas más utilizadas por los profesores de ciencias, tanto para instruir,
como para evaluar los aprendizajes que son cada vez más utilizadas en otras áreas (Gil,
Martínez-Torregrosa, Ramírez, Dumas-Carré, Goffard y Pessoa, 1994, citado por Solaz-Portolés
y otros, 2011).
Los conocimientos conceptuales son propios de cada dominio con las estrategias y
habilidades mentales para resolver problemas que no difieren significativamente (Solaz-Portolés,
Rodríguez, Gómez y San José, 2010).
El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), o “Problem Based Learning” (PBL) en su
versión inglesa, constituye el puente que une los principios teóricos del constructivismo, el
diseño instruccional y la práctica de la enseñanza (Savery y Duffy, 2001, citado por SolazPortolés y otros, 2011). Siendo esta una estrategia de enseñanza/aprendizaje que lleva
aplicándose hace más de cuarenta años en la docencia universitaria, y recoge muchos elementos
pedagógicos que han demostrado ser útiles para mejorar los procesos de enseñanza y
aprendizaje: aprendizaje cooperativo y activo, retroalimentación rápida, resolución de problemas
del mundo real, etc.
Entre sus características (Barrett, 2005, citado por Solaz-Portolés y otros) menciona:
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Utiliza una metodología de trabajo que desarrolla habilidades cognitivas de alto nivel
(resolución de problemas, análisis, toma de decisiones y pensamiento crítico).
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Promueve la metacognición y el aprendizaje autorregulado.