Leyó la carta de su padre decenas de veces; la guardaba en una funda de plástico para tenerla bien cuidada del polvo y la humedad. Pensando en ello podía imaginar por todo lo que había pasado. Una noche intentó, no sabía cómo, hablar con él mediante su relato, estar presente a través del aire. Se le hizo tan triste su historia que las palabras salían del papel, asolándole el corazón hasta el cansancio, pero siguió leyendo.
El padre salió de su pequeño pueblo una madrugada, con un bolso de cuero donde llevaba una muda de ropa, una linterna, una esterilla y un paquete de carne seca de ternera. Caminando, colgándose de los camiones, o a lomos de animales llegó a la frontera semanas después. Pasó la frontera muy de noche, haciendo punta y codo, como los comandos de las películas, sin que los guardias aduaneros pudieran detectarlo. En la ciudad contactó con las personas que debían acompañarle a su paso por aquel territorio, bordeando la frontera. Él había llegado un año antes de la travesía de su padre. Pero su aventura fue, si se quiere, más cómoda. Un billete de avión le plantó
en lugar seguro, acogido por unos parientes, y de ahí por tierra un viaje hasta aquí, donde rápidamente fue puesto a disposición de una red de atracadores que actuaban en la periferia de algunas grandes ciudades. Así fue como llegó, y así fue cómo tuvo que hacer las cosas para pagar las deudas familiares.
El viaje que hizo su padre hasta llegar a su destino fue infernal. Caminando a campo abierto, una noche le picaron dos escorpiones. Sufrió fiebres altas, espuma por la boca y la mirada desencajada, las personas que iban con él estuvieron a punto de dejarlo en el camino, pero un viajero le encontró y cubrió los picotazos con unas hierbas que llevaba consigo y en dos días estaba recuperado para seguir el viaje.Más adelante, me cuenta en la carta, comenzó a sufrir una fuerte insolación. Llevaba horas caminando a campo abierto surcando las arenas candentes del desierto. Sentía como si le hirviese la cabeza, estaba completamente abrasado y con muy poca agua para resistir ese calvario.