Principios de vida Principios de vida | Page 16

Pero la realidad era muy diferente. Según crecía la niña iban dándose cuenta de que la vida no era tan fácil como había imaginado y que estaba llena de peligros. A medida que iba creciendo Beatriz, Amanda se sentía angustiada pensado en que a su hija le pudiera suceder lo mismo que a ella. Cuando Beatriz ya fue lo suficiente mayor como para entender, Amanda decidió contarle su historia para que pensara muy bien las cosas y no se dejara influenciar por la gente. Beatriz, consciente de lo que le había contado su madre, siempre se cuidó muy bien de no cometer los mismos errores.

Amanda se sentía muy orgullosa de su hija. Beatriz acabó sus estudios de bachillerato y decidió matricularse en la Universidad. Soñaba con ser naturalista, pues desde niña siempre le había gustado las plantas, los animales y todo eso, ya saben.

Así fue como transcurrió la vida de Amanda. Después de salir de aquel internado, aprendió una valiosa lección: que era responsable de sus actos puesto que ya no era una niña, que debía reflexionar las cosas antes de iniciar algo y que cuando surgiera algún problema debía afrontarlo y buscar soluciones, no evitarlo ni empeorarlo aún más.

Durante el largo año del curso escolar, debido a las buenas notas del último ciclo y de la evolución del buen comportamiento, los chicos de la clase planteamos pedir a la dirección del colegio que organizara una excursión al parque temático de nuestra ciudad. Pensábamos que iba a ser muy difícil que nos dieran el visto bueno de esa dichosa excursión de fin de curso, los chicos de este curso éramos los más revoltosos de todo el colegio. Teníamos un comportamiento fuera de lo normal y nuestras notas eran de lo peorcito, tanto que todo el equipo directivo del colegio estaba hasta el gorro de nosotros. Ya no sabían qué hacer con nosotros, ni qué tipo de castigo imponernos para obrar a una buena evolución, porque no parecía que tuviésemos ningún desarrollo positivo durante el curso escolar.

Al principio del curso me presenté a las elecciones de delegados para formar parte en las decisiones más importantes del colegio. Aparte de mí, también se presentaron otros alumnos. Éramos ocho en total, con lo cual las probabilidades de ganar votos no eran muchas aunque entre tantos había un poco de todo. Pensaba que la mayoría de los chicos del colegio eran unos empollones porque todos sacaban muy buenas notas, menos yo, que estudiaba para el notable y ni siquiera llegaba al bien.

RESPONSABILIDAD