La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el atraso, el indio y el gaucho.
Este dilema, según él, sólo podía resolverse con el triunfo de la "civilización" sobre la
"barbarie". Decía: "Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los
salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia". En
una carta le aconsejaba a Mitre: "no trate de economizar sangre de gauchos. Este es
un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres
humanos esos salvajes". Lamentablemente el progreso no llegó para todos y muchos
"salvajes y bárbaros" pagaron con su vida o su libertad el "delito" de haber nacido
indios o de ser gauchos y no tener un empleo fijo.
La obra literaria de Sarmiento estuvo marcada por su actuación política desde que
escribió en 1845: "¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo
el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta
y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! (...) Facundo
no ha muerto ¡Vive aún! ; está vivo en las tradiciones populares, en la política y las
revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento. (...) Facundo,
provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por Rosas, hijo de la culta
Buenos Aires, sin serlo él, (...) tirano sin rival hoy en la tierra". Estos párrafos
del Facundo nos muestran el estilo de Sarmiento. Facundo, a quien odia y admira a la
vez, es la excusa para hablar del gaucho, del caudillo, del desierto interminable, en fin,
de la Argentina de entonces, de todos los elementos que representan para él el atraso
y con los que hay que terminar por las buenas o las malas.
Sarmiento desde Chile alternó su actividad periodística con la literaria y educativa. En
su libro Viajes (1849) se reflejan mucho más que las impresiones de un viajero atento
y observador; allí se ocupó de lo que lo maravilla de los países que visita y que quisiera
ver en su tierra. Pone el acento en el progreso industrial, el avance de las
comunicaciones y de la educación.
En su libro Argirópolis (1850) dedicado a Urquiza, expresó un proyecto para crear una
confederación en la cuenca del Plata, compuesta por las actuales Argentina, Uruguay y
Porganizacion araguay, cuya capital estaría en la Isla Martín García. El modelo de
organización era la Constitución norteamericana y proponía fomentar la inmigración, la
agricultura y la inversión de capitales extranjeros.
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