Volvió a Chile y comenzó a tener éxito como periodista y como consejero educativo de
los sucesivos gobiernos.
"¿Que es pues un periódico? Una mezquina hoja de papel, llena de retazos, obra sin
capítulos, sin prólogo, atestada de bagatelas del momento. Se vende una casa. Se
compra un criado. Se ha perdido un perro, y otras mil frioleras, que al día siguiente a
nadie interesan. ¿Qué es un periódico? Examinadlo mejor. ¿Qué más contiene?
Noticias de países desconocidos, lejanos, cuyos sucesos no pueden interesarnos. (...)
Trozos de literatura, retazos de novelas. Decretos de gobierno. (...) Un periódico es el
hombre. El ciudadano, la civilización, el cielo, la tierra, lo pasado, lo presente, los
crímenes, las grandes acciones, la buena o la mala administración, las necesidades del
individuo, la misión del gobierno, la historia contemporánea, la historia de todos los
tiempos, el siglo presente, la humanidad en general, la medida de la civilización de un
pueblo." D. F. Sarmiento, El Zonda Nº 4.
En Chile, Sarmiento pudo iniciar una etapa más tranquila en su vida. Se casó con
Benita, viuda de Don Castro y Calvo, adoptó a su hijo Dominguito y publicó su obra más
importante: Facundo, Civilización y Barbarie. Eligió el periodismo como trinchera para
luchar contra Rosas. Fundó dos nuevos periódicos: La Tribuna y La Crónica, desde los
que atacó duramente a Don Juan Manuel.
Entre 1845 y 1847, por encargo del gobierno chileno, visitó Uruguay, Brasil, Francia,
España, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, EEUU, Canadá y Cuba. En cada uno
de estos países, se interesó por el sistema educativo, el nivel de la enseñanza y las
comunicaciones. Todas estas impresiones las volcó en su libro Viajes por Europa,
África y América. A fines de 1845 conoció en Montevideo a Esteban Echeverría, uno
de los fundadores de la generación del ’37 y como él, opositor a Rosas y exiliado.
Estando en Francia, en 1846, tuvo un raro privilegio: conocer personalmente al general
San Martín en su casa de Grand Bourg y mantener una larga entrevista con el
libertador.
De regreso a Chile, incrementó su actividad periodística contra Rosas, lo que motivó
que el gobernador de Buenos Aires solicitara dos veces la extradición de Sarmiento
para juzgarlo por calumnias, cosa a la que el gobierno chileno se negó.
Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el atraso que él
sintetizaba con la frase "civilización y barbarie". Como muchos pensadores de su
época, entendía que la civilización se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que
estaba en contacto con lo europeo, o sea lo que para ellos era el progreso.
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