POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS Hemingway,Por quien doblan las campanas (1) | Page 71
había con guadañas y hoces; pero a éstos los colocó Pablo al final de la
hilera que estaba junto a la barranca.
»Los hombres de las filas guardaban silencio y el día era claro, hermoso,
tan claro como hoy, con nubes altas en el cielo como las de hoy, y la
plaza no estaba todavía polvorienta, porque había caído un rocío espeso
por la noche y los árboles daban sombra a los hombres que estaban en las
filas y se oía fluir el agua que brotaba del tubo de cobre que salía de
la boca de un león e iba a caer en la fuente donde las mujeres llenaban
sus cántaros.
»Solamente cerca del Ayuntamiento, en donde estaba el cura cumpliendo con
su deber con los fascistas, había algún escándalo y provenía de aquellos
sinvergüenzas, que, como he dicho, estaban ya borrachos y se apretujaban
contra las ventanas, gritando groserías y bromas de mal gusto por entre
los barrotes de hierro de las ventanas. La mayoría de los hombres que
estaban en las filas aguardaban en silencio y oí que uno a otro
preguntaba: "¿Habrá mujeres?" Y el otro contestó: "Espero que no,
Cristo."
»Entonces, un tercero dijo: "Mira, ahí está la mujer de Pablo. Escucha,
Pilar. ¿Va a haber mujeres?"
»Le miré y era un campesino vestido de domingo que sudaba de lo lindo y
le dije: "No, Joaquín; no habrá mujeres. Nosotros no matamos a las
mujeres. ¿Por qué habíamos de matar a las mujeres?"
»Y él dijo: "Gracias a Dios que no habrá mujeres. ¿Y cuándo va a empezar?
"
»–En cuanto acabe el cura –le dije yo.
»–¿Y el cura?
»–No lo sé –le dije y vi que en su rostro se dibujaba el sufrimiento,
mientras se le cubría la frente de sudor.
»–Nunca he matado a un hombre –dijo.
»–Entonces, ahora aprenderás –le contestó el que estaba a su lado–. Pero
no creo que un golpe de ésos mate a un hombre –y miró el bieldo que
sostenía con las dos manos.
»–Ahí está lo bueno –dijo el otro–. Hay que dar muchos golpes.
»–Ellos han tomado Valladolid –dijo alguien–; han tomado Avila. Lo oí
cuando veníamos al pueblo.
»–Pero nunca tomarán este pueblo. Este pueblo es nuestro. Les hemos
ganado por la mano. Pablo no es de los que esperan a que ellos den el
primer golpe –dije yo.
»–Pablo es muy capaz –dijo otro–. Pero cuando acabó con los civiles fue
un poco egoísta. ¿No lo crees así, Pilar?
»–Sí –contesté yo–; pero ahora vais a participar vosotros en todo.
»–Sí –dijo él–. Esto está bien organizado. Pero ¿por qué no oímos
noticias del Movimiento?
»–Pablo ha cortado los hilos del teléfono antes del ataque al cuartel.
Todavía no se han reparado.
»–¡Ah! –dijo él–; es por eso por lo que no se sabe nada. Yo he oído
algunas noticias en la radio del peón caminero esta mañana, muy temprano.
»–¿Por qué vamos a hacer esto así, Pilar? –me preguntó otro.
»–Para