POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS Hemingway,Por quien doblan las campanas (1) | Page 205
salida. Creo que en un caso así yo sabría comportarme decentemente. Son
cosas que no suceden más que una vez y acaban en seguida. ¡Qué lujo sería
el que tomase uno parte en una guerra en que pudiera rendirse cuando le
han cercado! Estamos copados. Ese ha sido el gran grito de pánico de esta
guerra. Después uno era fusilado y si antes no le había sucedido a uno
nada, uno había tenido suerte. El Sordo no tendrá esa suerte. Ni va a
tenerla nadie cuando llegue el momento.»
Eran las tres de la tarde. Oyó un zumbido lejano, y, levantando los ojos,
vio los aviones.