Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019
ciertos nacional-populismos como más
“progresistas”. Y ciertamente lo son. Sin
embargo, conviene no olvidar que estas
reivindicaciones, por justas que sean,
encajan perfectamente con las aspira-
ciones del capitalismo, y su fundamen-
to ideológico se puede encontrar cla-
ramente en el liberalismo más clásico.
De lo que se trata, en definitiva, es de
la liberalización de los mercados globa-
les de mano de obra y del desarrollo de
las libertades personales, hasta el punto
de constituir identidades radicalmente
individualizadas. Si lo que hace “progre-
sistas” o “de izquierdas” a ciertos nacio-
nal-populismos viene a coincidir con la
agenda opuesta, la del neoliberalismo,
cabe preguntarse entonces cuál es la
aportación propia de la izquierda.
los métodos anticonceptivos, en el con-
texto de una definición absolutamente
individual de la vida. Si en el pasado la
izquierda se había opuesto a la familia,
a la religión y al estado, las inercias del
estalinismo llevan todavía hoy a la exalta-
ción del estado como solución de todos
los males, y al combate indiscernido de
la familia y de la religión, sin pensar has-
ta qué punto ese combate es más bien
expresión de las lógicas internas del ca-
pitalismo en su expansión global.
A veces, la definición de lo que sea la iz-
quierda se hace simplemente por oposi-
ción a una cierta idea del antiguo régimen.
En España, por ejemplo, se entiende que
aquello que sea contrario a las agendas
tradicionales del catolicismo es necesa-
riamente algo progresista. O se piensa
que lo que se opone diametralmente a lo
que hizo el dictador Franco en el siglo pa-
sado es automáticamente una política de
izquierda. Por eso se cree que los nacio-
nal-populismos periféricos son “avanza-
dos”, mientras que el nacional-populismo
“españolista” es contraproducente, sin
darse cuenta de que estamos entre va-
riantes de un mismo fenómeno global. En
realidad, las únicas diferencias significati-
vas estriban en el modo en que cada uno
de los nacional-populismos define cuál
es el xénos al que hay que dirigir la fobia.
Una persona “de izquierda”, en España,
puede al mismo tiempo consumir drogas
blandas, adorar a una de las banderas
nacionales disponibles, participar en pa-
ños menores en los carnavales, blasfe-
mar, y votar a un grupo anti-capitalista,
J. Arcenillas, Sleepers
En realidad, la izquierda no sabe ya lo
que es la izquierda. Lo que pesan son
simples inercias del pasado. Así, por
ejemplo, si en el pasado la defensa del
aborto y el “amor libre” tuvo algo que ver
con los derechos de la mujer trabajado-
ra, hoy día lo que se defiende más bien
es un mero complemento expeditivo de
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