Populismos periferiacpg-2019 | Page 77

Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019 ciertos nacional-populismos como más “progresistas”. Y ciertamente lo son. Sin embargo, conviene no olvidar que estas reivindicaciones, por justas que sean, encajan perfectamente con las aspira- ciones del capitalismo, y su fundamen- to ideológico se puede encontrar cla- ramente en el liberalismo más clásico. De lo que se trata, en definitiva, es de la liberalización de los mercados globa- les de mano de obra y del desarrollo de las libertades personales, hasta el punto de constituir identidades radicalmente individualizadas. Si lo que hace “progre- sistas” o “de izquierdas” a ciertos nacio- nal-populismos viene a coincidir con la agenda opuesta, la del neoliberalismo, cabe preguntarse entonces cuál es la aportación propia de la izquierda. los métodos anticonceptivos, en el con- texto de una definición absolutamente individual de la vida. Si en el pasado la izquierda se había opuesto a la familia, a la religión y al estado, las inercias del estalinismo llevan todavía hoy a la exalta- ción del estado como solución de todos los males, y al combate indiscernido de la familia y de la religión, sin pensar has- ta qué punto ese combate es más bien expresión de las lógicas internas del ca- pitalismo en su expansión global. A veces, la definición de lo que sea la iz- quierda se hace simplemente por oposi- ción a una cierta idea del antiguo régimen. En España, por ejemplo, se entiende que aquello que sea contrario a las agendas tradicionales del catolicismo es necesa- riamente algo progresista. O se piensa que lo que se opone diametralmente a lo que hizo el dictador Franco en el siglo pa- sado es automáticamente una política de izquierda. Por eso se cree que los nacio- nal-populismos periféricos son “avanza- dos”, mientras que el nacional-populismo “españolista” es contraproducente, sin darse cuenta de que estamos entre va- riantes de un mismo fenómeno global. En realidad, las únicas diferencias significati- vas estriban en el modo en que cada uno de los nacional-populismos define cuál es el xénos al que hay que dirigir la fobia. Una persona “de izquierda”, en España, puede al mismo tiempo consumir drogas blandas, adorar a una de las banderas nacionales disponibles, participar en pa- ños menores en los carnavales, blasfe- mar, y votar a un grupo anti-capitalista, J. Arcenillas, Sleepers En realidad, la izquierda no sabe ya lo que es la izquierda. Lo que pesan son simples inercias del pasado. Así, por ejemplo, si en el pasado la defensa del aborto y el “amor libre” tuvo algo que ver con los derechos de la mujer trabajado- ra, hoy día lo que se defiende más bien es un mero complemento expeditivo de 77