Populismos periferiacpg-2019 | Page 75

Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019 la retórica nacional-populista como mero señuelo para aplicar, en la práctica, las po- líticas del capitalismo global. En el mejor de los casos, se aprovechan algunos res- quicios coyunturales para realizar algunas políticas sociales, sin dejar de ofrecer ta- sas de explotación semejantes a las que se pueden encontrar en otras latitudes. No por ello el capitalismo es la solución. Es cierto que, contra lo que muchas ve- ces se dijo, el capitalismo no implica ne- cesariamente un aumento de la pobreza en términos absolutos. 8 El empobreci- miento puede ser coyuntural, y entonces el viejo socialismo nacional de origen so- viético lograba una competencia signifi- cativa. Pero, a la larga, lo que aumenta necesariamente en un contexto capitalis- ta no es la pobreza, sino las diferencias sociales, que se hacen extremas. Y, al aumentar las diferencias sociales, no sólo se plantea seriamente el problema ético de la equidad, sino que políticamente la democracia se hace imposible. Además, como el sistema se globaliza, la imposibi- lidad de la democracia se convierte en un problema global, que solamente podría ser tratado mundialmente. Algo que ine- vitablemente requiere entonces el esbozo crítico de una democracia mundial. 9 J. Arcenillas, Sleepers da nacionalidad resulta casi inverosímil. In- cluso el intento sistemático de acabar con una lengua “enemiga” en un territorio con- creto obtiene resultados solamente parcia- les. La consecuencia habitual son “nacio- nalismos del cincuenta por ciento”, que no consiguen, como en el pasado, que la casi totalidad de la población se identifique con la causa patriótica. Por otra parte, el nacional-populismo no tiene un programa económico propio. Sus recetas son normalmente muy semejantes a las de la vieja socialdemocracia, si bien que teñidas por algunos énfasis naciona- listas y xenófobos. Se promete conservar y desarrollar los servicios sociales, o se pro- mete la promoción del empleo local a cos- ta de la competencia de los inmigrantes. O se prometen ambas cosas. Ahora bien, la socialdemocracia funcionaba cuando el capitalismo todavía tenía unos contornos nacionales, y cuando la guerra fría favo- recía las concesiones a los más desfavo- recidos. Cuando el capitalismo es global, las políticas sociales ahuyentan las inver- siones, y con frecuencia el nacional-popu- lismo termina en la bancarrota nacional. Cuando no es así, es porque se conserva 8  En las obras juveniles de Marx, como el Manifiesto comunista, se pensaba en un empobrecimiento del “proletariado” en términos absolutos. A la altura del El capital, Marx pensaba solamente en un empobrecimiento en términos relativos, cf. E. Mandel, El capital. Cien años de controversias en torno a la obra de Karl Marx, México, 1998, pp. 58-64. 9  Cf. A. González, “Desafíos presentes a la filosofía social y política”, en I. Murillo (coord.), Filosofía práctica y persona humana, UPSA-Diálogo Filosófico, Salamanca, 2004, pp. 381-390. 75