Populismos periferiacpg-2019 | Page 74

Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019 vía de acceso del nacional-populismo al poder, por más que ese mismo acceso suela ser, al mismo tiempo, el inicio del fin de las instituciones liberales clásicas. Por eso, para las ideologías del capitalis- mo, es importante acentuar al máximo la defensa de aquellas identidades que no estén ligadas a los estados nacionales. No se trata solamente de las identidades de género. También las marcas, los de- portes (¡no demasiado nacionalistas!), las tecnologías, las redes sociales, o la mis- ma ciencia pueden utilizarse como fuen- tes, más o menos exitosas, de identidad. Todo ello puede ser promocionado, al mismo tiempo que se recortan algunos caracteres esenciales de la “democracia liberal”, como la libertad de prensa, de expresión, de religión o de manifestación. asumía como principal tarea la de velar por los intereses de los capitales locales. De ahí la necesidad de presentar como “naturales” (y usar el término “nación”) para organizar territorialmente las iden- tidades, el hilo del uso e imposición de alguna “lengua nacional”. Cuando el capitalismo se globaliza, esta alianza inicial entre el nacionalismo y el ca- pitalismo se hace inviable, pues los intere- ses del capital ya no coinciden necesaria- mente con los intereses de las “naciones”, ni siquiera en el caso de las naciones más favorecidas y mejor situadas en los mer- cados globales. Cuando la inmensa ma- yoría de la población es afectada negati- vamente por las dinámicas del capital, el nacionalismo pasa a ser una manera de oposición al capitalismo. Nace entonces el nacional-populismo, que es capaz en muchos casos de atraer hacia sí a los mi- litantes de los antiguos movimientos so- cialistas, o de seducir completamente a estos movimientos, al presentarse como la verdadera y eficiente alternativa al capi- talismo global. En el pasado, las identidades “naciona- les” fueron aliadas naturales del capita- lismo incipiente, pues precisamente las “naciones” creadas en la modernidad po- dían sustituir a las viejas identidades me- dievales, basadas en pertenencias a es- tratos inamovibles, a gremios, a familias estables, o a asociaciones religiosas. 7 La nueva movilidad del trabajo y del capital destruía las identidades tradicionales, y el nacionalismo se podía entonces ofre- cer como una nueva identidad, capaz de aglutinar a todos los habitantes de un mismo territorio, ocultando sus dife- rentes posiciones de clase en las nuevas relaciones capitalistas, y presentando al verdadero enemigo como alguien exte- rior a la “nación”, cuyo flamante estado 7  Ahora bien, en su resistencia al capitalismo global, el nacional-populismo adolece de una constitutiva limitación. Cuando llega al poder político, el nacional-populismo se muestra como radicalmente inviable. Esta inviabilidad tiene dos aspectos principales. Por una parte, su capacidad de configurar la identidad “nacional” de todo un territorio es sensiblemente limitada. En la era de las comunicaciones globales, la pretensión de presentar como “natural” una determina- Cf. Z. Bauman, Identidad, Barcelona, 2018. 74