Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019
El nacional-populismo muestra una ca-
racterística esencial de nuestro tiempo,
que es la enorme relevancia que han co-
brado las identidades. Contra lo que el si-
glo pasado creyó, la identidad no se opo-
ne a la relevancia, sino que la identidad es
radicalmente relevante. Por una parte, el
capitalismo disuelve las identidades tradi-
cionales, basadas en gremios, religiones,
lenguas, costumbres, etc. Pero, por otra
parte, como ya G. H. Mead había obser-
vado, la civilización del capital no es ca-
paz de producir identidades estables. 4 La
moneda no proporciona identidad, o tal
vez solamente lo hace cuando se posee
en una abundancia tal que le permite a
alguien presentarse como “rico”. Los sin-
dicatos, los partidos, y las iglesias esta-
blecidas tampoco producen identidades
suficientemente perfiladas. De ahí que el
ser humano esté profundamente necesi-
tado de una identidad que no recibe de
su sociedad. Y de ahí también que la ape-
lación a la identidad pueda convertirse en
una estrategia esencial de resistencia al
sistema económico global.
género realizan los ideales liberales de la
autodeterminación individual de la propia
esencia y del propio destino, en un mun-
do donde las relaciones personales van
perdiendo toda su estabilidad, y donde el
último e inexorable paso de tal revolución
está siendo la generalización de la auto-
sexualidad. 6 Nada extraña la alianza entre
los movimientos de género y las fuerzas
principales del capitalismo global, pues
se consigue ofrecer, en un mundo sedien-
to de identidad, unas nuevas identidades,
basadas en puras preferencias persona-
les, y por tanto definibles individualmente,
al margen de todas las instituciones tradi-
cionales que resisten a la imposición del
mercado total.
Por supuesto, no todos los que ofrecen
identidad se oponen el sistema capitalis-
ta global en la misma manera. 5 Así, por
ejemplo, la defensa de las nuevas y múl-
tiples identidades de género no se opo-
ne al sistema capitalista global, sino que
más bien continúa y radicaliza la revolu-
ción sexual iniciada en los años sesen-
ta del siglo pasado. Las identidades de
J. Arcenillas, Sleepers
En realidad, las ideologías del capitalis-
mo global difícilmente pueden apelar a
la “democracia liberal”, como hicieron en
el pasado, cuando se oponían a las dic-
taduras de partido. En la actualidad, las
elecciones democráticas en los estados
nacionales son precisamente la más fácil
4 Cf. G. H. M., Mind, Self, and Society, London,
1962.
5 Cf. M. Castells, La era de la información. Economía,
sociedad y cultura, vol. 3, México, 1999, pp. 385-387.
6 Cf. M. Ross, “Typing, Doing and Being: Sexuality
and the Internet”, en The Journal of Sexual Research
42 (2005) 342-352.
73