Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019
clamando el “socialismo en un solo país”,
y creando el esquema básico de las aspi-
raciones de la izquierda a lo largo del siglo
XX: la conquista del poder político en un
estado nacional, y la transformación, con
el apoyo de las potencias socialistas, del
sistema económico capitalista en un sis-
tema alternativo, dirigido desde los pode-
res del estado. El esquema parecía ilusio-
nar a las poblaciones pobres y oprimidas,
y se concretaba por todo el planeta en di-
versos “movimientos de liberación nacio-
nal”. Sin embargo, allí donde la izquierda
“revolucionaria” (en el sentido antedicho)
lograba el poder, las masas pronto co-
menzaban a mostrar su escaso entusias-
mo respecto al nuevo “estado socialista”
y a las nuevas formas de dominación.
El nuevo mapa político
En el libro del Apocalipsis, los partida-
rios de la bestia (el imperio romano) pro-
claman su poder gritando “¿quién hay
como la bestia y quién puede combatir
contra ella?” (Ap 13:4). ¿Quién hay que
se oponga al imponente capitalismo glo-
bal? La antigua izquierda, o lo que que-
da de ella, parece estar en una profunda
crisis. Una crisis que en gran medida se
caracteriza por la pérdida de algunas de
sus características fundamentales. Ya en
torno a la primera guerra mundial, la en-
tonces llamada “socialdemocracia” optó
por defender los intereses de cada una
de las naciones europeas, renunciando a
una perspectiva global. El ala más radi-
cal dio lugar a una nueva “internacional”,
la tercera, que habría de mantener la pu-
reza de los ideales originarios: la sustitu-
ción global del capitalismo por un sistema
económico superior.
Evidentemente, estas estrategias eran
esencialmente limitadas: el sistema econó-
mico es global, y una transformación me-
ramente estatal del mismo abocaba a los
países “socialistas” a una inevitable com-
petencia con el capitalismo en unos mer-
cados cada vez más globales. Finalmente,
la crisis del imperio soviético asestó un gol-
pe definitivo al esquema nacional-estatal,
compartido por la socialdemocracia y por
el estalinismo, y también por sus diversos
continuadores. La idea de un sistema eco-
nómico alternativo al capitalismo quedó
prácticamente olvidada en la agenda de
una izquierda que ya antes había olvida-
do la idea de una transformación mundial.
Los partidarios de lo que a veces se llamó
un “socialismo del siglo XXI” no diseñaron
jamás un sistema económico distinto, sino
que se limitaron a introducir algunos cam-
J. Arcenillas, Sleepers
El triunfo de la revolución soviética pare-
ció por un momento alentar este sueño.
Sin embargo, las ilusiones duraron poco
tiempo: Stalin triunfó sobre Trotsky pro-
71